Los chinos siempre mencionaron a Pugliese

El maestro Osvaldo Pugliese viajó a China en 1959 y en 1989, en giras que incluyeron a la URSS de entonces y a Japón. Hasta el primer ministro Zhou Enlai fue a verlo al teatro. Dejó una huella imborrable.
Fuente: Dang Dai - 2017-02-14
“Nos han tratado magníficamente y, si cabe, puedo asegurar que este sentimiento de simpatía hacia nosotros se agudizó en China. (...) Son pueblos cultos y supieron valorar nuestros esfuerzos por difundir nuestra música en aquellos lejanos países donde sólo conocían viejos tangos como ´El Choclo´, ´A media luz´ y ´La Cumparsita´”. Tales son algunas de las reflexiones del maestro Osvaldo Pugliese al regresar a la Argentina después de pasar varios meses de 1959 en China y en la entonces Unión Soviética. 

En un recuerdo de su blog Tangosalbardo, el historiador José María Otero comenta que “Qué pinturita”, del bandoneonista Esteban Gilardi, y también “Gente amiga”, de Ismael Spitalnik, fueron algunos de los temas que subyugaron a los chinos.

Lidia Pugliese, su esposa, dice a su vez a Dang Dai que ella no viajó en esa gira pero sí en la de 1989, cuando además de China, con Don Osvaldo visitaron Japón.
"Son pueblos cultos y supieron valorar nuestros esfuerzos por difundir nuestra música en aquellos lejanos países donde sólo conocían viejos tangos como ´El Choclo´, ´A media luz´ y ´La Cumparsita", dijo Pugliese.
“Las dos veces Osvaldo regresó impactado”, recuerda Lidia, que todavía vive en el departamento de la avenida Corrientes, en Almagro, hoy lleno de memoria y en el cual convivió con el maestro durante más de veinte años hasta su muerte en 1995. La primera vez, porque hasta lo fue a escuchar Zhou Enlai (“Osvaldo, el primer ministro vino al teatro”, le dijeron. “Qué va a venir Zhou Enlai, con todo lo que tiene que hacer en China”, respondió un Pugliese incrédulo, pese a que fue una persona modesta, pero que habría de verse con otros líderes notables, como Fidel Castro en Cuba. Pero ahí estaba el principal colaborador de Mao). La segunda, porque China ya empezaba a estar transformada y el maestro no podía creer los cambios que habían sucedido desde aquel 1959. Y eso que no pudo ver todas las mutaciones que seguirían acelerándose.

Desde las ventanas del hotel, Osvaldo, evoca Lidia, había visto en el ´59 “las calles de Beijing llenas de bicis y apenas un carril reservado para autos, y habían muy pocos”. En el ´89 esa proporción se había revertido dramáticamente, y seguiría cambiando.
“Las calles de Beijing llenas de bicis y apenas un carril reservado para autos, y habían muy pocos”, evoca Lidia Pugliese sobre la experiencia del maestro en el ´59.
El primer viaje duró seis meses y medio, más tiempo en la URSS, incluidos pueblos de la Siberia, Turkmenistán, Uzbekistán, Ucrania o Georgia, que en China. Y el segundo, más de un mes en Japón y dos semanas en el gigante asiático. En el tour más antiguo, en cuya invitación intervinieron sindicatos de trabajadores chinos, viajó la orquesta que integraban el citado Spitalnik, Osvaldo Ruggiero, Víctor Lavallén y Julián Plaza en bandoneones; Oscar Herrero, Emilio Balcarce, Simón Bajour y Julio Carrasco en violines; Adriano Fanelli en cello; Aniceto Rossi en contrabajo; los cantores Jorge Maciel y Carlos Guido, los bailarines Mónica Reynal y Toto Rey, y el glosador Luis Mela.

Es decir que todavía estaban en la orquesta del creador de “La Yumba” quienes una década después formarían el Sexteto Tango. En la última gira, don Osvaldo llevó a su nueva orquesta y a los bailarines Vanina Bilous y Alejandro Aquino, “que recibieron varias propuestas para quedarse en China a enseñar a bailar tango”, recuerda Lidia.

Horacio Ferrer dijo a su vez que “Mi Buenos Aires querido” y “Remembranzas”, y los solos de orquesta de los tangos de Bardi, Cobián y De Caro, conmovieron a los jóvenes chinos; también, claro, “La yumba”.

Don Osvaldo, maestro de maestros, porteño y comunista.