Unos pocos días recorriendo las calles de Mumbai le alcanzaron al poeta brasileño José Carlos Vieira para descifrar los enigmas de una ciudad tan apasionante como indescifrable. El resultado es un maravilloso recorrido por las sensaciones, sorpresas e interrogantes que, como bien dice, confunden a los pobres viajeros. El nombre del poema, vale más que mil explicaciones. Pasen y lean:
Vieira viajó a India en el marco de una invitación oficial a un grupo de periodistas de América Latina y el Caribe.
Mumbai, una mujer Sabores Olores El alma cosida con la seda de la paz ¿El corazón? Ah, el corazón Me olvidé de él Mumbai me llevó lejos Mumbai, esta mujer moderna Húmeda, caliente, señora del mar arábigo Juega en mis ojos realidades Que confunden al pobre viajero ¿Cuántos mundos hay en Mumbai? La bruma salada encubre la ciudad Una lluvia fina y caliente Espada de los cuervos Ando por la calle De ojos encendidos Esbojo en las personas ¡Soy Allen Ginsberg! ¡Soy George Harrison! ¡Soy Ravi Shankar! Todos y nadie Soy la casta que duerme con los gatos, los perros, el viejo, el nuevo Todos, todos No sé si Mumbai me ama Pero me acosté en su cama …
“Mis versos son libertarios. No puedo poner un traje y corbata a mis palabras”, suele explicar el poeta y periodista.
El brasileño José Carlos Vieira es autor del libro “Poemas de pasiones y cosas parecidas”, un trabajo que invita al lector a una emotiva búsqueda de lo trascendente, a partir de una suerte de mesa de café con Lemiski, Chacal, Quintana y Bukowski. “Mis versos son libertarios. No puedo poner un traje y corbata a mis palabras”, suele explicar el poeta y periodista (escribe en el diario “Correo Braziliense”. Dicen las buenas lenguas que, allá lejos en los años ochenta, comenzó a escribir versos en muros, en libros mimeografiados y, sobre todo, en las piernas de las bellas mujeres brasileñas.