La celebración de San Valentín en India provoca enfrentamientos cada año. Por un lado, los enamorados que no ven nada malo en demostrar públicamente su amor y se regalan rosas o se agarran de la mano. Por el otro lado, "patrullas" formadas por hinduistas radicales que creen que es una grave falta a la moral y que se dan a la tarea de acosar y avergonzar a las parejas. La aparición de estos justicieros autoproclamados contrasta con la idea que muchos desde fuera tienen de India, la cuna del Kamasutra y el país donde se crearon exquisitas esculturas eróticas. "En la cosmovisión de India, el universo fue creado por el deseo cósmico. La sensualidad es parte de lo sagrado", explica la reconocida historiadora de la religión, Madhu Khanna. El placer de los sentidos es algo que se cultiva y que es parte de los propósitos de la vida humana y de su transcendencia. "La sensualidad no es algo de lo que avergonzarse, sino muy al contrario. Tiene un papel muy importante para los indios. No sólo en el sexo, sino como una estética de vida", dice.
Mulchandani remarca que el Kamasutra sólo se pudo haber dado en una cultura muy madura y tolerante, en la que "se celebra la vida en toda su gloria".
En ese contexto, en India florecieron expresiones de sensualidad que serían impensables para otras culturas, incluso para las occidentales en nuestro tiempo. El Kamasutra, el manual de sensualidad por excelencia, fue compilado en el siglo III y habla de ideas aún más antiguas. "Kama en sánscrito no significa sexo, sino placer, deseo", explica Nybdi Aditya Haksar, quien lo tradujo desde esa lengua. Este libro se concentra en la búsqueda del placer en cada aspecto de la existencia. Haksar es muy cauteloso en ponerlo en contexto. "Esta búsqueda es sólo uno de los tres principios de la vida humana. Los otros son la búsqueda de la bondad y la virtud y la búsqueda de la prosperidad y la riqueza". De los siete capítulos que componen el Kamasutra, sólo uno, el número dos, habla de sexo. "Es muy gráfico, explica en gran detalle las posturas que pueden ser adoptadas en las relaciones sexuales", dice. Sandhya Mulchandani, autora de "El Kamasutra para mujeres", dice que aunque algunas de las posturas que describe son muy extrañas, muchos de los principios de este libro tan antiguo son muy relevantes aún en nuestros días. "Es un libro muy moderno en muchos aspectos. Por ejemplo, reconoce el deseo de la mujer y que ellas pueden tomar el control en una relación sexual", explica. "El Kamasutra es como una revista que explica a los chicos cómo ir a una cita. Les dice cómo comportarse, les recomienda que se bañen, que se pongan ropa limpia, que se corten las uñas y más importante, cómo escuchar a su pareja y no ser egoístas", señala. Mulchandani remarca que este libro sólo se pudo haber dado en una cultura muy madura y tolerante, en la que "se celebra la vida en toda su gloria". Otro ejemplo de esta apertura de la sexualidad en el pasado de India son los templos de Khajuraho. En Khajuraho esculturas exquisitamente cavadas en piedra roja siguen provocando a los visitantes de esta ciudad en el centro de India. Algunas representan voluptuosas ninfas en posiciones sugerentes como maquillándose o quitándose una espina del pie. Sin embargo, otras representan a parejas o grupos en las posiciones sexuales más increíbles y acrobáticas. "Sólo unos pocos de los templos tienen esas esculturas eróticas. Representan posturas de sexo tal como otras esculturas en otras culturas retratan a hombres en posición de guerra", explica el Haksar.
La consideración del sexo como un tabú es un proceso complejo que comienza con la llegada de la East British Company a la India a finales del siglo XIX.
Como los otros expertos, el académico asegura que es errónea la creencia popular de que fue el dominio musulmán, de casi 300 años de duración, que comenzó la represión sexual en India. "El imperio mogol, aunque no fue tan abierto, permitió el florecimiento de India y añadió su gran refinamiento en las artes", explica la historiadora Khanna. Su religión era el islam, pero no interfirieron con la vida diaria de los habitantes de India. "La cultura islámica ha tenido momentos de mayor apertura. En India, la poesía persa que se escribía durante el periodo mogol, aunque habla a la divinidad, tiene una carga homo-erótica", dice Saleem Kidwai, experto en historia medieval y coautor del libro "Amor del mismo sexo en India". El cambio de India de celebrar el sexo a considerarlo un tabú es "un proceso complejo, no muy fácil de explicar", dice Kidwai. "Pero, a grandes pinceladas, podríamos decir que cambió a mitad del siglo XIX. Un punto de referencia podría ser la revuelta en 1857 contra la East British Company, que dominaba India", apunta. Ese movimiento fue reprimido brutalmente e India fue tomada directamente por la corona británica, que empezó a poner leyes de acuerdo a sus valores, basados en ese entonces en la moralidad victoriana. Ese conjunto de normas, seguidos por la gente que vivió durante el tiempo de la reina Victoria, entre 1837 y 1901, "se caracterizaba por una moral muy puritana, con unas ciertas ideas de la familia, de cómo los hombres y mujeres debían conducirse". "Una parte de la sociedad india, al sufrir el fracaso y sentirse esclavizada, empezó a reexaminar su cultura y pensar en los cambios que debían hacer. Algunos, especialmente los educados por los británicos, llegaron a la conclusión de que la indulgencia del sexo había estado mal", explica el historiador. "El colonialismo afectó mucho nuestro libre pensamiento", explica Khanna. "No sólo en India, en todas partes, cuando la gente se vuelve más más racional, cuestiona más sus tradiciones y sobre todo sus mitos", señala Mulchandani. Además de las visiones extranjeras, hay también algunas corrientes del hinduismo más cerradas que consideran el sexo un tabú. Entre ellas, está la inspiradora de la política del actual gobierno central, del partido BJP. Las patrullas de fundamentalistas en contra de los enamorados en San Valentín están más activas en los Estados gobernados por este partido. "El hinduidsmo es tradicionalmente abierto, pero algunos sectores en la política de derechas, tienen su visión de todo, incluida la sexualidad", dice Kidwai. Mulchandani apunta a que, a pesar de que la celebración de la sexualidad era parte de la cultura india, pudo haber sido siempre una cosa que se mantenía en privado. "Puedo ser un ser muy sexual, pero no tengo por qué demostrarlo públicamente". La sensualidad, sin embargo, es algo que permanece y no se puede ocultar. "Es la naturaleza de la sociedad y la gente. Se expresa en cada momento en India. Está en la esencia del carácter vibrante de la vida, en el color, los sabores y los olores", dice.