Dotada de una arquitectura futurista, una biblioteca china causa sensación en internet. El problema es que las estanterías blancas que se elevan en espiral acogen menos libros, aprovechándose de una técnica que engaña a la vista, conocida como trampantojo. En esta suerte de espejismo literario, han dispuesto placas de aluminio impresas que simulan libros en las zonas más altas de los modernos estantes. Desde su reciente apertura, el mes pasado, las imágenes de la biblioteca de Binhai dejaron boquiabiertos a los internautas en China y en el extranjero. Incluso, algunos medios de comunicación se animaron a describirla como "la mejor del mundo" o "el sueño de cualquier enamorado de los libros". El fin de semana, unas 15.000 personas en promedio visitaron esta construcción de seis plantas, situada en Tianjin, a 120 km al sudeste de Pekín. El edificio contiene un inmenso auditorio esférico que, visto del exterior, recuerda el iris del ojo. La biblioteca cuenta con 200.000 libros y espera alcanzar una colección de 1,2 millones de ejemplares.
En esta suerte de espejismo literario, han dispuesto placas de aluminio impresas que simulan libros en las zonas más altas de los modernos estantes.
Pero los lectores que contaban con sacar algún volumen de las estanterías más altas se han quedado con las ganas. "Hay una gran diferencia entre las fotografías y la realidad", afirma Jiang Xue, un estudiante de medicina de 21 años, junto a una estantería dedicada al Partido Comunista de China. En el proyecto original, las estanterías más altas debían ser accesibles desde las salas situadas detrás de ellas. Pero un apretado calendario de obras les obligó a desechar la idea. Para Liu Xiufeng, el director adjunto de la biblioteca, el diseño del edificio se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza. En los planos refrendados por las autoridades, el atrio estaba concebido como un lugar por el que se podría circular, sentarse, leer o conversar... pero no para almacenar libros, dice.
Aumentar el número de visitantes podría resultar difícil en un país donde muchas personas leen novelas por teléfonos, tablets o libros electrónicos
Las escaleras blancas talladas de forma irregular también suponen un problema, sobre todo para los aficionados a los selfis que no apartan la vista del teléfono. "Mucha gente se cae. La semana pasada una anciana resbaló y se dio un golpe fuerte en la cabeza. Sangró", explicó uno de los vigilantes. A ello se suma que la exposición mediática de la biblioteca provocó un aumento del número de lectores: los préstamos diarios de libros se multiplicaron por cuatro desde la inauguración. Y las salas dedicadas a los niños desbordaron de familias. "El edificio es como un recién nacido que nos han confiado. Ahora nosotros tenemos que conferirle un alma", afirma Liu, el vicedirector. Pero aumentar el número de abonos podría resultar difícil en un país donde muchas personas leen novelas por teléfonos, tablets o libros electrónicos. El crecimiento de esta tendencia es tal que la plataforma de libros digitales China Literature (a menudo considerada el equivalente chino del "Kindle Store" de Amazon) la semana pasada comenzó a cotizar en la Bolsa de Valores de Hong Kong.