El festival de los fantasmas

Su nombre es Zhongyuan y este año se celebró en China el 25 de agosto. Se trata de una tradición taoista sobre perdón de pecados, inframundo y almas perdidas. Durante el ritual se ilumina el agua con una “hedeng”, una linterna de loto. La historia.
Fuente: Revista Instituto Confucio - 2018-08-26
El Zhongyuan es conocido también como el festival de los Fantasmas (鬼节) o el festival Qiyueban (literalmente, mediados del séptimo mes lunar). Según la doctrina taoísta, el funcionario de la tierra es el emperador Qing Xu, deidad perteneciente al reino puro superior y compuesta por una condensación de la energía que emana de la gruta del caos y de la esencia del extremo amarillo. El decimoquinto día del séptimo mes, el emperador Qing Xu asciende del infierno al reino terrenal para absolver a los humanos de sus pecados y, mientras las puertas del inframundo permanecen abiertas, acceden a la tierra todo tipo de fantasmas. Es por ello que se preparan suntuosos banquetes, en los que tienen especial protagonismo el vino, las tortitas de azúcar y la fruta, para compartirlos como ofrenda con los espíritus que vagan durante ese día entre los vivos. 

Se trata de una reunión simbólica con los familiares que ya han fallecido, a quienes se les pide paz y felicidad para el siguiente año. Algunas de las familias más pudientes incluso reúnen a monjes y sacerdotes en sus hogares para recitar mantras y ayudar así a liberar a los espíritus del purgatorio, lo cual les permite avanzar en su proceso hacia la reencarnación. Otras prefieren invitar a artistas que representan el papel de Zhong Kui, personaje mitológico, a quien se atribuye capacidad de vencer a las almas malignas y a los fantasmas así como para expulsar a los espíritus afligidos y dañinos.

El festival Zhongyuan coincide con el otoño, la estación en la que maduran las cosechas. Llegado el día de su celebración, los campesinos ofrecen el arroz recolectado a sus antepasados para informarles así de los resultados de las cosechas de la temporada. Están convencidos de que las almas de sus familiares vuelven a la tierra para visitar a sus descendientes y, por ello, aprovechan estas fechas para limpiarles las tumbas y hacer ofrendas en su memoria. La ceremonia de veneración de los antepasados suele celebrarse la noche del decimoquinto día del séptimo mes, momento que se aprovecha para presentar todas las tablas memoriales dedicadas a los familiares fallecidos, que se colocan sobre una mesa frente a la que se encienden varillas de incienso y, en ocasiones, se sitúan imágenes y fotografías de la persona en cuestión. 

A continuación, por orden decreciente de edad, cada uno de los miembros de la familia va inclinándose ante la imagen de sus ascendientes para narrarle todo lo que han hecho a lo largo del año ya pasado, así como para pedirles protección, felicidad y paz para el siguiente. Para concluir esta ceremonia, las familias suelen quemar billetes rituales y lingotes de papel, ropa y otros objetos en lo que se conoce como la quema de sacos de tela.
Se preparan suntuosos banquetes para compartirlos como ofrenda con los espíritus que vagan durante ese día entre los vivos.
También hay hueco en este folklórico festival para la adoración de almas solitarias y vagabundas, a quienes también se les suele encender linternas para marcarles el camino. Estas luces, sin embargo, difieren de las utilizadas durante el festival de los Farolillos, pues existen grandes diferencias entre las personas y los fantasmas. Las personas son representadas por el yang (阳) y los fantasmas por el yin (阴), de la misma forma que la tierra encarna el yang y el agua el yin. El misterio y la oscuridad de las profundidades del agua recuerda a las tinieblas del inframundo y, por ello, se cree que, tras volver a la tierra, los fantasmas se reúnen en el agua. 

Si durante el festival de las Linternas los farolillos se encienden para decorar la tierra firme, en el festival de los Fantasmas se ilumina el agua con un tipo de linterna llamada hedeng, también conocida como linterna de loto, consistente en una vela que se coloca sobre una base que flota sobre la superficie del agua para indicar a las almas vagabundas el camino de regreso a casa. Hoy en día, esta costumbre se ha convertido en un componente indispensable de la festividad. En Shanghái, las linternas colocadas en el río vienen acompañadas de barcazas cuyas popas son decoradas con farolillos de papel de colores, en un evento conocido localmente como dugu (度孤, literalmente, superar la soledad).

Asimismo, hay lugares de China en que los campesinos aprovechan esta fecha para llevar los objetos que desean presentar como sacrificio al campo y así rogar a sus antepasados por buenas cosechas. Tras la quema de objetos, cortan tiras de papel de cinco colores y los atan sobre las ramas de sus cultivos, pues creen que ello los protegerá contra el viento, la lluvia, la nieve y otras amenazas naturales. En algunas zonas, estos actos se llevan a cabo en templos dedicados al culto de la tierra.
Hay lugares de China en que los campesinos aprovechan esta fecha para llevar los objetos que desean presentar como sacrificio al campo y así rogar a sus antepasados por buenas cosechas.
Las tres deidades inmortales

El término yuan (元) significa comienzo, punto de partida, y sanyuan hace referencia al momento en el que comienzan las tres etapas, cielo, tierra y agua, que conforman el flujo entre el espacio y el tiempo. Según la doctrina taoísta, estos tres elementos constituyen las bases sobre las que se construye la vida en el Universo y están personificados en un grupo de tres deidades inmortales denominado sanguan, es decir, tres funcionarios: el funcionario del cielo, el funcionario de la tierra y el funcionario del agua. Por extensión, el término sanyuan también designa el día de nacimiento de cada uno de los tres dioses. Todos ellos proceden de la hija del rey Dragón. El funcionario del cielo nació el decimoquinto día del primer mes lunar, recibió el sobrenombre de emperador Zi Wei y su cometido era el de conceder bendiciones. Es en su honor que el día de su aniversario se celebra el festival Shangyuan, denominado popularmente el festival de las Linternas. El funcionario de la tierra es más conocido como el emperador Qing Xu y es el responsable de gestionar el perdón. Para conmemorar su nacimiento, el decimoquinto día del séptimo mes lunar se celebra el Zhongyuan, o festival de los Fantasmas. El funcionario del agua, es decir, el emperador Dong Yin es el encargado de eliminar las desgracias y por eso, en la fecha de su aniversario, el decimoquinto día del décimo mes lunar, se celebra el Xiayuan, es decir, el festival de la Comida Fría (寒食), una jornada dedicada al recuerdo de los grandes personajes del pasado.

Si bien es cierto que el rango del que disfruta el funcionario de la tierra dentro de la jerarquía taoísta no es de los más altos, su desempeño sí que es uno de los más trascendentales para los mortales, pues de él depende la felicidad o la desdicha en el destino de la especie humana. No en vano, es una de las deidades más apreciadas y su adoración está extendida por todo el país. La mayoría de los templos taoístas cuenta con una sala dedicada a su veneración y está presente además en la gran multitud de lugares de culto consagrados exclusivamente a los tres funcionarios. Es fácil entender, por tanto, el motivo por el que el festival de Zhongyuan ha logrado, a lo largo de la historia, hacerse con un lugar irremplazable entre las fiestas folklóricas de la cultura china.