Una pizca de maldad (Ah Yi)

Adriana Hidalgo
Redacción Llibres - 2018-11-03
Parece imposible descubrir al autor de un asesinato cuando no hay móvil, porque nadie está dispuesto a aceptar que el aburrimiento pueda ser causa suficiente para matar a una amiga. 

El narrador y protagonista de “Una pizca de maldad” es un adolescente desencantado y cínico; mientras dice estar estudiando para los exámenes de ingreso a la universidad, en realidad mata el tiempo durmiendo y masticando su resentimiento. 

Para llenar el vacío de su vida, decide llevar a cabo un asesinato. La víctima elegida es una compañera del colegio, una muchacha bella e inocente: la única persona que realmente se compadece y preocupa por él.
Sus relatos, que suelen incluir una pequeña trama policial o sórdida sobre el fondo aplastantemente monótono de un pueblo de la China profunda.
Al tiempo que en este policial existencialista se construye una historia de implacable suspenso –en donde se planifica con detallismo ceremonial la ejecución de un crimen horrible y gratuito, y una fuga vertiginosa a través de distintas ciudades y pueblos de China–, también se reconstruyen las justificaciones de un protagonista calmo, frío e indiferente. 

Desde un lugar generacional y social que conforma el trasfondo de la novela, el protagonista reflexiona: “Este es el sentido de la vida: Aburrimiento. Repetición. Orden. Trampa. Prisión”. La novela está contada desde la experiencia, porque su autor es un expolicía que vive en Pekín, y que en los últimos años se ha transformado en un escritor de fuerte impacto en China.

El autor. Ah Yi es el seudónimo de Ai Guozhu, un escritor nacido en la ciudad de Ruichang, provincia de Jiangxi, en 1976. A los dieciocho años entró en la escuela de policía y al graduarse ejerció cinco años en un pueblo de provincia.
En este policial existencialista se construye una historia de implacable suspenso y también se reconstruyen las justificaciones de un protagonista calmo, frío e indiferente.
Sus relatos, que suelen incluir una pequeña trama policial o sórdida sobre el fondo aplastantemente monótono de un pueblo de la China profunda, llevan la marca de esos primeros años de formación en los que Ah Yi ni siquiera había descubierto su vocación de escritor. 

A los veintiséis renunció, se mudó a la ciudad y pasó por diferentes trabajos como periodista y redactor, haciéndose cargo de la revista bimestral Tiannan. Publicó dos recopilaciones de cuentos: Cuentos grises (2008) y El pájaro me vio (2011). Y la novela “Una pizca de maldad” (2012).