Las increíbles historias de los seudónimos literarios japoneses

Anécdotas, mentiras y todo lo que se esconde detrás de los nombres artísticos de Natsume Soseki, Edowaga Rampo, Yukio Mishima y Banana Yoshimoto, entre otros grandes escritores de la literatura nipona.
Fuente: Koratai - 2019-03-01
Muchos escritores asiáticos han tomado la decisión de elegir un seudónimo literario para dar a conocer sus obras. En el origen de esta costumbre artística, los autores japoneses solían tomar alguna frase de origen chino, o el nombre del maestro al que seguían. Aquella tradición fue cambiando con el paso de los años, hasta que empezó a depender de los gustos o la inspiración que recibía el artista. 
 
A continuación, una caprichosa lista sobre algunos autores japoneses y el origen de los nombres con que fueron conocidos en todo el mundo:
 
Matsuo Basho (1644-1694). Es uno de los principales poetas del género haiku. Nacido como Matsuo Chūemon Munefusa, tuvo varios seudónimos durante su carrera literaria. Entre ellos, el escritor utilizó el de Basho debido a que le gustaba el árbol de la banana (basho), nombre por el cual este poeta referente del género haiku ha pasado a la posteridad.
“Lavarse la boca con una piedra y descansar la cabeza en una almohada de agua que fluye” es el significado de la frase que eligió Soseki para elegir su seudónimo.
Futabatei Shimei (1864-1909). Es considerado como el “padre” de la novela japonesa moderna. Su primera obra importante, Ukigumo (Nubes flotantes), refleja la influencia de autores occidentales como Turguénev y Goncharov, y para muchos es la primera novela japonesa moderna conocida como tal. Futabatei Shimei es en realidad el seudónimo de Hasegawa Tatsunosuke, y su origen es de lo más curioso, ya que se dice que fue elegido por el escritor “por su parecido con la frase ´Kutabatte shimae!´” (“¡Así te mueras!”).


Natsume Soseki (1867-1916). Si hay un nombre conocido por todos los lectores de literatura japonesa es el de Soseki. Natsume Kinnosuke, su nombre de nacimiento, eligió su seudónimo por la frase de origen chino soseki chinryu, que significa algo así como “lavarse la boca con una piedra y descansar la cabeza en una almohada de agua que fluye”. El primer uso del nombre literario se remonta a 1889.


Izumi Kyoka (1873-1939). Es uno de los principales exponentes de la literatura romántica de finales del siglo XIX, cuya obra evolucionó hacia temas de corte fantástico. Fue, además, un renovador del lenguaje y una de las figuras claves de las artes niponas. Su verdadero nombre era Izumi Kyōtarō, pero adoptó el seudónimo de Izumi Kyoka al convertirse en discípulo de Ozaki Kōyō.
La familia de Yukio Mishima dice que el escritor llegó a su nombre artístico eligiendo de una lista telefónica.
Edowaga Rampo (1894-1965). Tarō Hirai o, lo que es lo mismo, Edowaga Rampo, es uno de las figuras claves de la ficción de misterio en Japón y uno de los primeros escritores de este género en el País del Sol Naciente. El origen de su seudónimo se encuentra en la fonética y en la pasión del escritor por la literatura norteamericana de misterio: es una transcripción fonética al japonés del nombre de Edgar Allan Poe, escritor de Edowaga Rampo admiraba.


Osamu Dazai (1909-1948). El verdadero nombre de Osamu Dazai fue Shuji Tsushima, si bien el origen de su seudónimo literario no está muy claro. Alguna fuentes sugieren  razones etimológicas en las que algunas palabras de fonética similar a “Dazai” evocan sugerentes imágenes de lugares. En cuanto a “Osamu”, se cree que el kanji puede hacer referencia a la palabra “final”.
 
Yukio Mishima (1925-1970). Son muchas las anécdotas que se sugieren en torno al nacimiento del seudónimo de Kimitake Hiraoka, el verdadero nombre de Yukio Mishima. La más citada es que el escritor recibió el nombre de su mentor, Fumio Shimizu, el profesor que le abrió las puertas al mundo de las letras, quien sugirió que eligiera un nombre literario para proteger a la preeminente familia Hiraoka. Según se dice, Shimizu llegó al seudónimo literario cuando realizaba un viaje en tren: al pasar por la ciudad de Mishima (situada cerca de Tokio, al este de la prefectura de Shizuoka y al pie del Monte Fuji), y levantar la vista hacia el Fuji nevado (yuki significa “nieve” en japonés), decidió que éste sería seudónimo que tomaría su pupilo para dedicarse a las letras. Sin embargo, la familia de Yukio Mishima argumentó que el escritor llegó a su nombre artístico eligiendo de manera aleatoria el nombre de una lista telefónica.

Banana Yoshimoto (1964). El verdadero nombre de la célebre escritora japonesa es Mahoko Yoshimoto. Es hija de un reconocido crítico, filósofo y poeta, Takaki Yoshimoto, y eligió su seudónimo mientras estudiaba en la universidad. Según la escritora nipona, lo hizo porque las flores del banano siempre han sido de su predilección y porque el nombre es “bonito y andrógino”. Es uno de los seudónimos de escritores japoneses que retratan a la perfección el estilo de su portador.