Romántico a más no poder: la novia vestida de blanco besa a su prometido en un decorado bucólico de hierba y árboles en flor, al pie de una cascada. Sería perfecto, si no fuera por que la escena se desarrolla en un estudio de Beijing especializado en fotos de boda. También sería perfecto si las imágenes fueran tomadas, al menos, durante el día del casamiento y no varias jornadas antes, como suele ocurrir. La realidad es que las fotografías se realizan para el tradicional álbum familiar, o bien, para exponerlas a lo grande durante la fiesta de casamiento. En China la ceremonia nupcial no tiene nada de romántico: se limitan a que un funcionario entrega un papel sellado a los novios y colorín colorado el cuento se ha acabado. Por eso, aquellos que sueñan con guardar un bonito recuerdo de su boda alquilan la ropa (ella un vestido de preferencia blanco) y recorren lugares turísticos acompañados de un fotógrafo.
"Los chinos adoraban irse de viaje para las fotografías de boda pero ahora prefieren hacerlo al abrigo y con un estilo más preciso".
Los más adinerados incluso viajan a destinos lejanos, como Francia o Italia. Otros optan por la comodidad: un complejo con todo a mano, desde el vestido al ramo de flores, pasando por decorados distintos para que los novios puedan posar sin tener que correr la ciudad y sin exponerse a las posibles inclemencias meteorológicas. "Es realmente cansador sacarse fotos en el exterior yendo de un lugar a otro. Aquí estamos dentro y hay todo lo que hace falta", declara, satisfecha, Zhao Tianyou, una novia de 25 años que posa en un inmenso estudio fotográfico llamado "Historia de amor en Roma". Junto a ella y a su novio, otras parejas esperan turno para posar en un jardín tropical, delante de una cascada o bajo un cielo estrellado. En una escena muy elaborada, una joven con los pies y la cola del vestido dentro de un estanque rodeado de rocas, bebe vino sentada a una mesa misteriosamente sumergida.
Un estudio fotográfico se llama "Historia de amor en Roma". En el lugar, las parejas pueden posar en en un jardín tropical, delante de una cascada o bajo un cielo estrellado.
"Las fotos de boda en China se personalizan cada vez más", afirma el director del estudio, Zhao Rongchang. "Los chinos adoraban irse de viaje para las fotografías de boda pero ahora prefieren hacerlo al abrigo y con un estilo más preciso". Su estudio acoge cada día a entre 50 y 60 parejas. Para el vestido, las novias pueden elegir entre una gran variedad de colores, desde el blanco, al estilo occidental, hasta el rojo, más tradicional. Un ejército de empleados toman las fotografías y arreglan los decorados, los trajes y los accesorios que los novios puedan cambiarlos las veces que consideren oportuno. "Es algo agotador pero estoy encantada. Me gustan todos los estilos que me proponen", afirma una mujer de 26 años llamada Wu. El sector de las bodas está en pleno auge en China, con un volumen de negocio previsto de 2,270 billones de yuanes (290.000 millones de euros, 321.000 millones de dólares) de aquí al final del año, según el gabinete ASKCI.