Al rescate de los sonidos de Beijing

En el museo Shijjia Huton se pueden escuchar más de 300 recuerdos sonoros de la capital china, entre ellos los voceos de los tradicionales vendedores ambulantes de los hutongs.
Fuente: Xinhua - 2020-02-19
Vendedores ambulantes ofreciendo a los gritos sus mercancías, chirridos de cigarras, silbatos de palomas... los sonidos perdidos de la tradicional vida en Beijing, la capital de China, todavía se pueden encontrar en un museo.

Al tocar una pantalla en una pequeña habitación en el museo Shijia Hutong, los visitantes pueden escuchar más de 300 sonidos del antiguo Beijing, los cuales poco a poco van desapareciendo ante la rápida modernización de la ciudad.
   
"¡Afilo tijeras y cuchillos!”, “¡Envío mercancías a su puerta!”, “¡Rubor, fragancias corporales y agujas de bordado!". La mayoría de los sonidos en el museo son voceos de los tradicionales vendedores ambulantes.
Los visitantes del museo pueden descubrir que hace 70 años los productos se llevaban a Beijing !en camellos!.
"Las familias que vivían en hutongs, el laberinto de callejones tradicionales de la ciudad, solían comprar la mayoría de los artículos de primera necesidad de los vendedores ambulantes que viajaban por las calles", explicó Colin Siyuan Chinnery, el especialista que comenzó con este proyecto sonoro.

En efecto, antes de la llegada de supermercados y tiendas de conveniencia, los comerciantes andaban por los hutongs, entregando bienes y servicios en las puertas de la gente. Cada uno de ellos tenía un sonido o voceo único para anunciar su llegada.
  
"La venta ambulante se oye fuerte, pero tiene un ritmo agradable. A través de ella puedo sentir el humor, el optimismo y la energía de la gente", señaló Li Ruting, una trabajadora de 28 años que llegó a Beijing desde la ciudad de Nanning, en el sur de China.
  
El viejo Beijing era una ciudad de sonidos distintivos. Para visitantes como Li, el museo recrea un pasado reciente que quedó sepultado bajo el peso de la modernidad y las nuevas tecnologías.
"Los sonidos pueden enviar mensajes sobre cultura, historia y sentimientos personales”, explicó Colin Siyuan Chinnery, el autor de la iniciativa.
Wang Lin, de 26 años, provenía de la ciudad china oriental de Hangzhou. Se sorprendió cuando se enteró de que los camellos solían ser los principales vehículos en los que transportaban carbón, seda, arroz y otras necesidades de vida en Beijing hace 70 años.

"No lo creí hasta que escuché las campanas de los camellos en el museo", dijo Wang. "Debe haber sido fascinante para la gente ver camellos en su vida diaria."
   
"La mayoría de los sonidos del viejo Beijing se ha ido. Por eso quiero grabarlos. El sonido antiguo todavía puede evocar los recuerdos de la gente", agregó jo Chinnery, artista de 48 años que vive en China.

Chinnery comenzó el proyecto sonoro en 2013 cuando el gobierno del distrito de Dongcheng pidió su opinión para convertir la antigua casa de su abuela en un museo.

Con especialización en cultura china en la Universidad de Londres, Chinnery ha pasado varios años trabajando en la Biblioteca Británica en un proyecto de Dunhuang, un componente importante de la cultura de la Ruta de la Seda.
   
Cuando era niño, Chinnery vivía en Beijing y aprendía kungfu. En 2002, decidió volver a Beijing.
    
De niño, cuando vivía en Beijing, el sonido de los silbatos de paloma lo impresionó profundamente. "Los beijineses atan un silbato a sus palomas. Cuando las palomas vuelan, se oye el sonido de esos silbatos. Nunca he visto eso en otros países", dijo. Sin embargo, cada vez menos palomas con silbatos pueden encontrarse hoy en día.
   
Chinnery desarrolló una base de datos de los diferentes sonidos que alguna vez fueron escuchados en los antiguos callejones. Le tomó años encontrar a un ex vendedor ambulante de 94 años y grabar sus gritos para anunciar sus bienes y servicios. 

"Los sonidos pueden enviar mensajes sobre cultura, historia y sentimientos personales. Espero que más personas puedan unirse a mí para preservar los sonidos que desaparecen de Beijing y compartir sus recuerdos sonoros", concluyó Chinnery.