Las claves para entender el Zodíaco de China

El periodista de ascendencia china Gustavo NG plantea una breve introducción hacia esta milenaria tradición, su simbología y sus predicciones. Acaba de presentar su nuevo libro “Horóscopo Chino 2017. El año del Gallo de Fuego”.
Gustavo NG - 2017-02-06
El Universo es un enjambre de poderes monstruosamente descomunales, una maraña de infinitos vivos que se devoran entre sí, se funden, se multiplican, estallan, resucitan tan lentamente como un glaciar corre hacia un lago.
Y en un punto marginal de esa tempestad, y sometida absolutamente a ella, está la Vía Láctea, y en un escondite de la galaxia está el microscópico planeta Tierra. Y en el colmo de la insignificancia están las partículas que pueblan su ínfima superficie.
Algunas de esas partículas somos los humanos.
Aún con el patético tamaño que tenemos, somos conscientes, necesitamos comprender.
¿Qué soy?
¿Por qué soy como soy?
¿Qué me sucederá?
¿Qué debo hacer?
 
Necesitamos que el Universo tenga sentido.
Necesitamos encontrar, dotar de sentido a nuestras vidas.
Esa es nuestra naturaleza humana.
Y en todas las sociedades humanas de todas las épocas y todos los lugares se han tejido tradiciones de conocimientos y métodos para buscar en los poderes que están más allá de nuestra realidad, las respuestas a las angustias en que navegan nuestras vidas.
 
Desde hace poco más de dos siglos (un suspiro en la Historia Humana) Occidente (una porción no mayor del Mundo) tiene como estandarte del conocimiento humano a su ciencia.
Como sucedía con la religión que combatió, el Iluminismo erigió una ciencia exclusiva. No podían, no pueden, existir otras. Sólo una ciencia tiene jurisdicción sobre la Verdad: la Nuestra.
Tal pretensión no tardó en hacer agua. La Ciencia Moderna mantiene la hegemonía, pero la gente rescata las demás tradiciones, que se han mantenido vivas como ríos subterráneos.
El Zodíaco Chino es una de esas tradiciones.
La predicción del futuro es una de las tradiciones que jamás se interrumpió en China. Tomó muy diversas formas, de las que nos llegan principalmente el I Ching y el Zodíaco.
Nunca pasó a la clandestinidad en Oriente y cuando los occidentales lo descubrimos lo etiquetamos como superchería, como algo poco serio, infantil e irracional, que unos vivillos usaban para estafar.
Sin embargo, pese a la condena de la Ciencia y la Razón, aún semidescreídos, jugando, nos acercamos al Zodíaco Chino.
Una y otra vez. Miles, miles de personas. Algo encuentran allí. Reconocen que pese a todo, el Zodíaco Chino ofrece el poder de interpelar al Universo Enjambre de Misterios en busca de respuestas.
 
¿Qué tiene el Zodíaco Chino que lo otorga esa eficacia?
Un chiquito chino de hoy que cursa el segundo grado de la primaria puede mirar el registro arqueológico más antiguo de la escritura china, y puede leer este, aquél y aquél caracter. Esos signos fueron grabados sobre la caparazón de una tortuga hace más de 3.500 años, lo que convierte a la escritura china en la más antiguas entre las vigentes.
La tradición sostenida es un rasgo muy fuerte de la cultura china. Lo que se adquiere, lo que se inventa, lo que se consigue, es conservado.

Las nuevas generaciones suman nuevos objetos culturales, pero no destruyen los anteriores. No los disuelven en los nuevos.
Aquellos caparazones de tortuga en que aparecieron los primeros signos eran oraculares. Eran objetos usados por los adivinos para dar pistas sobre el futuro.
La predicción del futuro es una de las tradiciones que jamás se interrumpió en China. Tomó muy diversas formas, de las que nos llegan principalmente el I Ching y el Zodíaco.
Las predicciones no sólo no fueron dejadas de lado, sino que a lo largo de milenios debieron ser cultivadas por los más altos funcionarios gubernamentales. Es así que cuando hablamos de Zodíaco Chino no estamos indicando un cuasijuego lateral con fama de engañifa, sino un sistema de conocimiento y predicción que ofrecía elementos para las grandes decisiones de los mayores Estados que tuvo el mundo.
Las predicciones del Zodíaco Chino suceden cuando alguien necesita una respuesta a una inquietud existencial. También requiere de alguien que conozca la tradición, que tenga los conocimientos y las técnicas necesarios para convocar una respuesta.
Aquellos métodos de predicción de los que hoy nos burlamos eran tan importantes para las políticas imperiales como hoy lo son la Ciencia y la Tecnología, con sus recursos predictivos.
La diferenciación entre ciencia y superstición, que nació en Europa en el siglo XVIII para formatear la consciencia de toda la sociedad, pasó muy lejos de China. Es así que la carga negativa que tiene para los occidentales la superstición, no la tiene para los chinos.
De esa manera, las tradiciones de conocimiento y predicción no fueron condenadas. Pudieron desarrollarse y crecer libremente.
Y así llegan hasta hoy. Labradas durante milenios, probadas, corregidas, formuladas y refomuladas, mejoradas generación tras generación.
No debería, entonces, sorprender su eficacia.
 
Las predicciones del Zodíaco Chino suceden cuando alguien necesita una respuesta a una inquietud existencial.
También requiere de alguien que conozca la tradición, que tenga los conocimientos y las técnicas necesarios para convocar una respuesta.
Con estos elementos, demandante, pregunta y oficiante, se construye una dinámica que tiene como resultado una respuesta.
El oficiante deberá saber captar las preguntas profundas para lanzarlas hacia un estado de cosas fuera de la realidad ordinaria.
Luego, deberá tener la habilidad para percibir un primer indicio de respuesta. Utilizará ese indicio para mejorar la calidad de la pregunta, la que volverá a lanzar, captará nuevas repuestas y así sucesivamente, en una dialéctica que arroja como resultado una respuesta.
Todo el conocimiento del oficiante se pone en juego en la intuición de este.
La intuición es el precipitado inexplicable de la acumulación y el procesamiento de la información. Un oficiante puede engañar con el conocimiento que exhibe, pero jamás engañará con la intuición.
 
La escena en la que un demandante se encuentra con un adivino y juntos tejen una respuesta con el material que el adivino captura de otro estado de realidad, es una escena primitiva y sin embargo vigente.
Le da vigencia el resurgimiento constante de las preguntas básicas que se hace la gente.
Es una escena que puede tomar diferentes formas.
Los libros han probado ser una forma propiciadora, tal como lo viene probando desde hace siglos el I Ching.
En los libros anuales, los oficiantes se anticipan a las preguntas de los demandantes y ofrecen elementos relacionados con el año en cuestión, para que la lectura suscite respuestas.


Introducción del nuevo libro “Horóscopo Chino 2017. El año del Gallo de Fuego”, Editorial Atlántida, escrito por el periodista y especialista en cultura china Gustavo NG.