Correr en China, la otra pasión de multitudes

En solo dos días se realizaron 30 maratones y carreras, con un récord de 400.000 participantes. Las competencias ya una industria y, en los últimos años, generaron negocios por 10,3 mil millones de dólares. Qué simbolizan para el pueblo chino.
Fernando Capotondo - 2024-12-13
Alrededor de 2.500 personas, de más de 60 países, participan dos veces por año de la Maratón de la Gran Muralla China, un complejo recorrido de 42 kilómetros a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, con unos 5.100 escalones distribuidos en tramos con pendientes pronunciadas y alturas peligrosamente irregulares. Su nivel de dificultad es tal que suele demandar 7,5 horas promedio de carrera, casi el doble de lo que duran las que se realizan en caminos más o menos planos y parejitos.

Ahora bien, como no todos los competidores son atletas de primera línea y el atractivo de correr a través de una de las Siete Maravillas del Mundo - y Patrimonio de la Humanidad UNESCO - convoca a miles de aficionados, en forma paralela también se organiza una media-maratón de 21 KM y una competencia recreativa de 8,5 KM destinada a los más novatos en la materia de andar al trote por ahí. 

La Maratón de la Gran Muralla es sólo un ejemplo de la locura que generan este tipo de competencias en un país donde en 2023 se realizaron 622 carreras, con un promedio de casi dos por día y una participación estimada en unos 6 millones de personas. Y, más cerca en el tiempo, donde el pasado 2 y 3 de noviembre se corrieron más de 30, con un número récord de deportistas que superó los 400.000. 

En efecto, se trata de una verdadera pasión que en los últimos años se viralizó en las redes sociales Wechat, Weibo, Douyin (TikTok), Bilibili y QQ, con interminables debates y millones de posteos sobre las carreras, entrenamientos, consejos dietéticos y últimos anuncios sobre equipamientos deportivos.
En 2023 se realizaron 622 carreras, con un promedio de casi dos por día y una participación estimada en unos 6 millones de personas.
Radiografía social

Un perfil general de los corredores precisa que su edad oscila entre los 35 y 49 años y, en cuanto a su situación laboral, que más del 65 por ciento son empleados, gerentes y personal de instituciones gubernamentales o públicas, según el “Libro Azul sobre Carreras de Ruta en China 2023”, el último informe publicado por la Asociación de Atletismo de China (CAA).

Ocurre que las maratones ya no son una exclusividad de grandes ciudades como Beijing, Shanghai, Guangzhou, Chengdu o Wuhan, sino que convocan a cada vez más corredores en urbes de tercer y cuarto nivel, así como también en comunidades de unos pocos cientos de miles de habitantes, una pequeñez para la escala poblacional china.

Como señala una reciente investigación de Xinhua, entre los ciudadanos chinos existe un “creciente énfasis en la actividad física y el crecimiento personal, que se expresa con un número cada vez mayor de personas dispuestas a invertir su tiempo y energía en la búsqueda de la salud”.

En efecto, la Maratón de Beijing que se corrió la semana pasada estableció un nuevo récord de popularidad, al atraer la atención de más de 180.000 personas de 43 países y regiones, con un nivel de aceptación de solo el 16,4%. “El público está cada vez más centrado en la salud y en participar en eventos deportivos. Las carreras de maratón, con sus fuertes aspectos sociales e interactivos, pueden impulsar el movimiento nacional de ‘fitness’”, sostuvo el presidente de la Asociación de Maratón de Beijing, Zhao Fuming.

Resiliencia y algo más

Más allá de la salud y lo estrictamente deportivo, los académicos plantean que las maratones se han transformado en un fenómeno de cohesión social que contribuye al desarrollo cultural, ya que simbolizan el énfasis de la China moderna en combinar la riqueza de su patrimonio histórico con la cultura global contemporánea.
Correr también representaría una actitud de perseverancia ante la vida, es decir, a una suerte de mandato cultural para seguir adelante y no bajar nunca los brazos
En un contexto de modernización acelerada, estas competencias también son analizadas como una metáfora del espíritu resiliente del pueblo chino, en una suerte de celebración de los lazos de comunidad e identidad que tanto los enorgullecen. 

En ese contexto, correr también representaría una actitud de perseverancia ante la vida, es decir, a una suerte de mandato cultural para seguir adelante y no bajar nunca los brazos, sin importar lo difícil que sea. Al estilo chino, claro.

A esta mirada casi filosófica, se suma el impacto económico y urbano de estas competencias masivas: según estimaciones de la Asociación de Atletismo de China, las maratones generaron más de 74,6 mil millones de yuanes (aproximadamente 10,3 mil millones de dólares) en los últimos años, con proyecciones de un mayor crecimiento. “La popularidad de estos eventos ha remodelado la cultura urbana, ha aumentado el turismo y ha promovido estilos de vida más saludables, mostrando una combinación de fitness, ocio y vitalidad económica”, destacó el relevamiento de la CAA.

En este marco, el citado Libro Azul precisó que el 30,21 por ciento de los corredores gastó en 2023 más de 2.000 yuanes (casi 300 dólares) en equipos deportivos de protección y el 59,35 por ciento invirtió más de 1.000 yuanes en dispositivos portátiles, al tiempo que una sola carrera atrajo a un promedio de 20 patrocinadores, con inversiones que superaron los 10 millones de yuanes (casi 1.400.000 dólares).

Un buen ejemplo de este negocio fenomenal fue la Maratón de Wuxi, que se realizó en marzo en la provincia oriental de Jiangsu, donde el consumo de catering, alojamiento, turismo y transporte de los participantes estuvo cerca de los 280 millones de yuanes (38,5 millones de dólares), con un aumento interanual estimado del 45,5%.

Como explicó el gerente de la empresa Wuxi Hipao Sports, Li Changzheng, las maratones suelen tener una participación mayor que los eventos deportivos tradicionales, al tiempo que se caracterizan por impulsar “mucho más el crecimiento de los sectores de servicios en las ciudades anfitrionas”.

En contraposición a este panorama optimista – desde la salud, la cultura y la economía – en algunos sitios puntuales hubo verdaderas polémicas por la falta de innovación y el desarrollo caóticó de las competencias, como lo planteó en no pocas oportunidades el miembro de la CAA, Zhang Sijie.

“La organización de eventos deportivos a gran escala pone a prueba la capacidad de una ciudad de proporcionar suficiente atención médica y servicios de seguridad, así como de garantizar un transporte fluido”, cuestionó el especialista.

Son dilemas en los que China corre con alguna ventaja… y experiencia.