Nadie se salva solo en Japón

Boom en Oriente por "El Eternauta", la obra de Oesterheald que ganó difusión mundial con la serie de Netflix. El interés que se despertó por el juego de truco.
Fuente: ReporteAsia - 2025-05-24
La adaptación audiovisual del clásico cómic argentino «El Eternauta» ha logrado lo impensado: instalar una historia profundamente latinoamericana en el corazón del consumo cultural asiático, especialmente en Japón. Desde su estreno global en Netflix el 30 de abril de 2025, la serie ha despertado un interés creciente en países como Japón y China, abriendo un nuevo capítulo en la proyección internacional del contenido argentino.

Uno de los momentos más significativos de esta recepción asiática ocurrió cuando Hideo Kojima, renombrado diseñador de videojuegos japonés, expresó públicamente su admiración por la serie. «Me vi tres episodios. Es realmente buena», comentó en redes sociales, acompañando su mensaje con pósters en distintos idiomas. La reacción fue inmediata: miles de interacciones, menciones en medios especializados y una ola de nuevos espectadores asiáticos interesados en descubrir qué era «El Eternauta».

La opinión de Kojima, figura clave en el cruce entre cultura pop, narrativa audiovisual y tecnología, funcionó como catalizador para visibilizar una producción que, si bien ya figuraba entre las más vistas del mundo, aún no había logrado penetrar del todo en los mercados de Asia Oriental.

En Japón, sitios como Filmarks y awwrated comenzaron a registrar valoraciones de la serie. Con calificaciones promedio de 3.1 sobre 5 y 7.6 sobre 10, respectivamente, los comentarios van desde el entusiasmo por la historia postapocalíptica hasta críticas a la densidad narrativa de los primeros episodios. Usuarios japoneses destacaron la existencia de doblaje local y el involucramiento de profesionales nipones en aspectos técnicos de la producción, lo que aumentó el interés y legitimidad del producto.
«El Eternauta» no solo ha demostrado que una historia local puede trascender fronteras, sino que también ha revelado las complejidades de traducir un relato cargado de connotaciones políticas, sociales y culturales a otras latitudes.
En plataformas como X (ex Twitter), se viralizaron mensajes como el de un técnico japonés que trabajó en efectos visuales para la serie y que recomendaba verla por su carácter de ciencia ficción «diferente y visceral». Otros usuarios celebraban que una historia como «El Eternauta» estuviera disponible en japonés, comentando que el tono sombrío y existencialista recordaba al anime de los años 80.

En China, el impacto fue más sutil pero también perceptible. En redes como Weibo y plataformas de reseñas como Douban, los usuarios comenzaron a discutir la serie bajo el título «永航员» (El navegante eterno). Si bien la puntuación promedio aún no ha sido consolidada por falta de volumen, los comentarios reflejan un debate activo: algunos espectadores valoran la fidelidad al espíritu del cómic original, mientras otros critican una supuesta falta de claridad en la narrativa o en las motivaciones de los personajes.

Una de las reseñas más populares en Douban comparaba la invasión alienígena con la sensación de vivir bajo una amenaza invisible, una lectura que resuena con la sensibilidad post-pandémica en la región. Aunque también se destacó que algunos detalles del contexto histórico argentino eran de difícil comprensión para el público chino sin una referencia previa al cómic.

Mientras tanto, en Corea del Sur y otros países asiáticos, el impacto ha sido más reducido. La presencia de la serie en rankings locales es marginal y las menciones en redes sociales son escasas. Esto podría explicarse por la fuerte competencia con producciones locales y una menor penetración del contenido latinoamericano en el mercado coreano.

No obstante, un fenómeno inesperado se dio en Japón: el creciente interés por el truco, un juego de cartas típico argentino, que fue mencionado varias veces en la serie. Usuarios nipones comenzaron a buscar tutoriales, apps y hasta traducciones de las reglas. Este detalle anecdótico fue celebrado con humor en redes sociales argentinas como un símbolo de exportación cultural inesperada.
Hideo Kojima, renombrado diseñador de videojuegos japonés, expresó públicamente su admiración por la serie. «Me vi tres episodios. Es realmente buena».
Desde una perspectiva crítica, «El Eternauta» no solo ha demostrado que una historia local puede trascender fronteras, sino que también ha revelado las complejidades de traducir un relato cargado de connotaciones políticas, sociales y culturales a otras latitudes. La adaptación para Netflix ha optado por enfatizar los elementos universales de la lucha colectiva, la resistencia frente a lo desconocido y la esperanza en medio del colapso, dejando en un segundo plano algunas de las lecturas más marcadamente argentinas del original.

Esto puede explicar la recepción mixta en algunos contextos asiáticos: mientras el tono y la estética conectan con el imaginario de la ciencia ficción internacional, ciertas referencias locales pueden resultar crípticas o descontextualizadas. Sin embargo, la apertura al doblaje, la inclusión de profesionales asiáticos y la promoción en múltiples idiomas han sido aciertos que facilitaron su penetración cultural.

A nivel global, el efecto de «El Eternauta» es claro: se ha posicionado como una de las series de ciencia ficción más discutidas de 2025 y ha comenzado a abrir nuevas rutas para las producciones latinoamericanas en Asia. La confirmación de una segunda temporada, junto con el impacto generado por figuras como Hideo Kojima, anticipan que este fenómeno está lejos de apagarse.

El viaje de Juan Salvo, que comenzó hace más de seis décadas en las páginas de una revista argentina, ahora sigue su curso en pantallas de todo el mundo, probando que algunas historias, cuando son contadas con verdad y potencia visual, pueden resonar incluso en las coordenadas más insospechadas del planeta.