La otra guerra comercial que preocupa a China

El gobierno chino enfrenta una baja de precios en la industria automotriz que, según sostienen, responde a maniobras que apuestan a la competencia desleal y frenan el crecimiento. La pulseada entre la mano visible del Estado y la “invisible” del mercado.
Fernando Capotondo - 2025-06-06
"En una guerra de precios no hay ganadores ni futuro", fue la definición que China utilizó para responder a las amenazas arancelarias de Estados Unidos. Meses después, la sentencia volvió a sonar fuerte en Beijing, cuando el Ministerio de Industria y Tecnología Informática denunció que una reciente baja de precios en el sector automotriz chino era, según su óptica, una maniobra especulativa que podría afectar el valor agregado de un país que se enorgullece, entre otras cosas, de ser el mayor productor de vehículos del  mundo. 

Lejos de ser considerada el resultado de un idílico juego de oferta y demanda, la reducción de precios en vehículos de nueva energía (VNE) fue considerada la punta del iceberg de una serie de “prácticas desleales”, que activaron no pocas alertas en la segunda economía del planeta. 

La primera señal de preocupación surgió en la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China (CAAM, por sus siglas en inglés), cuando hace días lanzó un llamado urgente a “evitar la competencia destructiva” y una “guerra de precios” en el ascendente mercado de VNE.

En efecto, durante el primer cuatrimestre de 2025, el sector de los VNE representó más el 42,7% del total de autos nuevos vendidos, con una producción que aumentó el 48,3% interanual y alcanzó la significativa cifra de 4,43 millones de unidades. En otro escenario, el sector automotriz habría celebrado semejantes logros, pero la actual guerra de precios ha provocado una sensible “disminución de la rentabilidad”, según destacaron desde la CAAM.
BYD aplicó descuentos de hasta un 34% en más de 20 modelos (el precio del Seagull, el más económico, pasó a 55.800 yuanes, unos 7800 dólares).
SIN MONOPOLIOS

“La inversión continua es esencial para garantizar el soporte de los productos e impulsar la innovación. No obstante, las guerras de precios están perturbando gravemente las operaciones empresariales, amenazando la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro, y arrastrando a todo el sector a un círculo vicioso”, explicó la entidad.

La cámara empresarial también advirtió que “las recientes reducciones drásticas de precios, iniciadas por un importante fabricante de automóviles el 23 de mayo y posteriormente seguidas por otros, han desatado el pánico en el mercado”. La empresa líder que prefirieron no identificar fue BYD, que aplicó descuentos de hasta un 34% en más de 20 modelos (el precio del Seagull, el más económico, pasó a 55.800 yuanes, unos 7800 dólares).

La entidad sostuvo que las guerras de precios no sólo “reducen los márgenes de beneficios, socaban la calidad del servicio y ponen en riesgo a la industria”, sino también “perjudican los derechos de los consumidores y pueden generar problemas de seguridad más amplios”.

“Todas las compañías necesitan adherirse a los principios de la competencia leal, y aquellas que son líderes no deben tratar de exprimir el espacio de otros actores con el fin de obtener un monopolio”, señaló la CAAM, en un crítico pronunciamiento difundido por la agencia Xinhua. 

“Además de los ajustes legales de precios – concluyeron – las empresas no deben vender sus productos por debajo de los costos, incurrir en prácticas engañosas, ni alterar el orden del mercado de forma que perjudiquen los intereses de la industria y los consumidores”.
El mercado automotriz alcanzó en 2024 una producción total de 31,28 millones de unidades, con un incremento del 3,7% respecto del año anterior.
SIN GANADORES

En una rápida respuesta, el Ministerio de Industria y Tecnología Informática (MITI) prometió “fortalecer la supervisión y salvaguardar un entorno más justo y ordenado” a un mercado automotriz que en 2024 alcanzó una producción total de 31,28 millones de unidades, con un incremento del 3,7% respecto del año anterior. 

Para alcanzar estos objetivos, el MITI lanzará una serie de medidas que van desde la modernización de la estructura industrial, al fortalecimiento de las inspecciones, la lucha estratégica contra la competencia desleal y las regulaciones que impidan el surgimiento de monopolios.

Según informaron, combatir lo que llaman “reducciones desordenadas de los precios” no implica que desalienten a las empresas a “reducir costos de producción o a ofrecer artículos de mayor calidad y rentabilidad a los consumidores”. Todo lo contrario. Desde el ministerio aclararon que la cuestión pasa por desalentar competencias salvajes que frenen inversiones, disminuyan la calidad de los productos y generen problemas de seguridad que afecten los derechos de los consumidores. “En una guerra de precios no hay ganadores ni futuro”, insistió un funcionario del área.

En esta búsqueda de “un desarrollo sano de la industria automotriz”, como gustan señalar desde el gobierno, el portavoz del Ministerio de Comercio, He Yongqian, calificó de “feroz” la competencia en el sector y anunció que profundizarán “la supervisión y rectificación del mercado para mantener un orden justo y competitivo”.

“China trabajará para eliminar los cuellos de botella y los obstáculos que restringen la circulación y el consumo de automóviles”, sostuvo He durante una reciente conferencia de prensa realizada en Beijing, en la que recordó el plan de canje y las políticas para desbloquear el mercado, puestas a prueba en los últimos años.

EFECTOS COLATERALES

Un dato que no puede soslayarse es que la mitad de los aproximadamente 150 fabricantes de automóviles representan menos del 0,1% del mercado, por lo que la profundización de una guerra de precios podría iniciar un efecto dominó de fusiones, compras hostiles y quiebras, de impredecibles consecuencias para la economía china, según coinciden analistas internacionales.

“Algunas automotrices ya están en una situación financiera crítica”, afirmó el presidente del gigante chino Great Wall Motors, Wei Jianjun, al comparar las dificultades que soporta la industria con la recordada crisis de Evergrande en el sector inmobiliario.

“La presión sobre los precios está afectando toda la cadena de suministros, con proveedores obligados a reducir costos, lo que podría comprometer la calidad final”, sostuvo Wei en una entrevista a Sina Finance, una de las principales plataformas de noticias financieras de China.

Del otro lado del mostrador, un informe de la cadena estadounidense CNBC informó que “la reciente decisión de BYD, el gigante de vehículos eléctricos, de reducir drásticamente los precios de varios modelos ha exacerbado las tensiones, llevando a una caída en las acciones de las principales automotrices y aumentando los temores de que las empresas más débiles no puedan soportar la presión financiera”.

En efecto, el impacto en el mercado accionario se hizo sentir y las acciones de algunas automotrices cayeron en picada: BYD tuvo un descenso del 8,6%, Gelly Auto (Zhejiang Geely Holding Group) del 9,5%, y Nio (conocida como el “Tesla chino”) y Leapmotor, entre un 3 y 8,5%, según registros de la plataforma global iX Broker.

Sin dudas, se trata de la otra guerra comercial que preocupa a las autoridades chinas, lo que explica la batería de medidas que anunciaron para rectificar, ordenar y promover el “desarrollo sano” de una de las industrias más innovadoras del país. “Es la mano visible del Estado”, podría señalar cualquier observador atento, parafraseando a un británico de apellido Smith.