China tiene esperanza y quiere vivir un poquito más

El gobierno se puso como meta elevar a 80 años la esperanza de vida de la población en el período 2026-2030. Con los actuales 79 ya supera a EE.UU. y consolida uno de los mayores sistemas sanitarios del planeta. La problemática de un país cada vez más lon
Fernando Enrique Capotondo - 2025-10-31
China quiere vivir más y mejor. El país que representa una quinta parte de la humanidad acaba de fijar una nueva prioridad nacional que define su momento histórico: optimizar la salud general de la población y elevar la esperanza de vida a los 80 años en el próximo quinquenio. El anuncio – realizado por el director de la Comisión Nacional de Salud, Lei Haichao – se apoya en un sistema asistencial para adultos mayores que es considerado el más grande del planeta, con más de 406.000 instituciones y centros de atención, casi 8 millones de camas y programas especiales de subsidios que benefician a alrededor de 49 millones de personas. 

La apuesta sanitaria de China parte de la base que a finales de 2024 ocho provincias ya habían alcanzado el umbral de los 80 años (Beijing, Tianjing, Shanghái, Shandong, Jiangsu, Zhenjiang, Guangdong y Hainan), con indicadores de salud a la altura de los países con ingresos medios-altos, mientras la esperanza de vida a nivel nacional se ubicaba un escalón más abajo, en los 79 años, con 310.310 millones de personas mayores de 60, lo que representaba el 22% de la población total. 

“Vamos a mejorar la atención para los ancianos, promoviendo el seguro de cuidados a largo plazo, mejorando el apoyo a los que sufran discapacidades o demencia, y ampliando los servicios de rehabilitación y cuidados paliativos”, se comprometió Lei la semana pasada, después de aprobarse el borrador del XV Plan Quinquenal (2026-2030), en la cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh).
En los últimos 20 años, China sumó más de 8 años en la esperanza de vida de su población, con un ritmo de crecimiento que duplicó el promedio mundial, según datos del Banco Mundial (BM) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con el objetivo de mejorar la salud de la población, y por default extender la esperanza de vida, el funcionario señaló que las nuevas políticas de prevención de enfermedades apuntarán a “mejorar los servicios de los médicos de familia, promover los conocimientos sobre salud e impulsar un eficaz control del peso, la presión arterial, los lípidos y la glucosa en sangre, de modo que cada persona pueda ser dueña de su propia salud”.

Según los anuncios, el gobierno también impulsará que las instituciones médicas mejoren sus tratamientos contra el cáncer, diabetes y problemas respiratorios, cardiovasculares y cerebrovasculares, todas enfermedades crónicas que representan más del 85% de las muertes anuales.

“Además – concluyó Lei – habrá un refuerzo de los sistemas de atención primaria y se promoverán los servicios de salud móviles y la telemedicina, para garantizar que las personas tengan una atención médica eficiente y de relativamente alta calidad cerca de sus hogares”, tal como ocurre con el “Esquema de Círculos de Servicios Médicos en 15 Minutos”.

La actual esperanza de vida de China no solo supera a la de Estados Unidos (de 78,6 años), sino que se ubica entre los países de ingresos medios-altos con mejor desempeño sanitario. La red de salud hoy atiende a una población que equivale a toda Europa y América del Norte juntas, con 1,09 millones de centros sanitarios, 15,78 millones de profesionales y un seguro médico básico que cubre a 1.362 millones de personas (el 96,2% de los ciudadanos chinos).
Hay un cambio de paradigma para que “cada persona sea dueña de su propia salud”, que los médicos de familia tengan un mayor protagonismo, y que se exploren formas más eficaces de prevención.
El avance resulta más que significativo cuando se analiza desde una perspectiva histórica. En 1949, cuando se fundó la República Popular China, la esperanza de vida era de apenas 35 años. El salto a los actuales 79 es el resultado de décadas de inversión en infraestructura, control de enfermedades infecciosas y mejoras generales en las condiciones de vida, enumeran desde el gobierno.

Algunas comparaciones parecen sostener este orgullo oficial: en los últimos 20 años, China sumó más de 8 años en la esperanza de vida de su población, con un ritmo de crecimiento que duplicó el promedio mundial, según datos del Banco Mundial (BM) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

VIVIR MAS NO ES SUFICIENTE

La otra cara de la moneda es el rápido envejecimiento poblacional, un fenómeno global que en China se expresa en términos gigantes, como todo lo que allí ocurre. Las proyecciones más optimistas estiman que los actuales 310 millones de ancianos se convertirán en 500 millones para 2050, con lo que las políticas destinadas al sector deberán multiplicarse en la búsqueda de originales mecanismos asistenciales.

De ahí el anunciado cambio de paradigma para que “cada persona sea dueña de su propia salud”, que los médicos de familia tengan un mayor protagonismo, y que se exploren formas más eficaces de prevención. 

En efecto, en un territorio tan vasto en el que las grandes ciudades concentran los mejores hospitales, mientras las enormes regiones del interior muchas veces carecen de especialistas, la telemedicina aparece como una herramienta clave para acortar décadas de desigualdades sanitarias, según destacan desde Beijing.

En este contexto, el anunciado objetivo de alcanzar los 80 años de esperanza de vida representa mucho más que un indicador demográfico o una meta sanitaria. Se trata de un termómetro que mide la capacidad para resolver una de las ecuaciones más complejas del siglo XXI: cómo sostener el envejecimiento de la población y garantizar que el final del camino sea, por lo menos, digno de ser recorrido. China tendrá que demostrar si es posible agregar no solo años a la vida, sino calidad de vida a esos años.