La ópera de los campesinos lucha para sobrevivir en China. Es interpretada por artistas que, luego de las obras, deben ir a trabajar al campo. No reciben subsidios, pero se resisten a abandonar el escenario, en una conmovedora defensa de los valores de su cultura popular. Cuando Wu Yunhong se viste para salir al escenario, nadie diría que se gana la vida trabajando en el campo. Maquillado con colores vivos, se convierte en cantante de ópera. Quizás uno de los últimos de las zonas rurales de China. Wu, de 26 años, creció en la compañía de ópera de Jinyuan, fundada por su abuelo en 1984, y es la tercera generación del elenco. En las zonas rurales de Sichuan (centro), el público envejece y cada vez hay menos cantantes líricos, una expresión que en el pasado era muy popular en los alrededores de la gran ciudad de Chongqing.
"No recibimos ninguna ayuda del Estado, todo lo que ganamos viene de los campesinos que pagan por hacer que el grupo venga", explica Lu Guiying, una integrante de la compañía.
"A veces los únicos jóvenes que vienen a escucharme son mi mujer y mis hijos", se lamenta Wu, que la mayoría de veces encarna a un general traidor, uno de los estereotipos de la ópera china. Mientras la ópera tradicional china, en sus variantes de Pekín y de Cantón, es considerada un "tesoro nacional" y recibe el beneficio de grandes subvenciones, otros estilos menos conocidos van desapareciendo con el paso de los años. El elenco al que pertenece Wu no recibe ninguna ayuda estatal. Entre las representaciones, los artistas deben volver a trabajar a los campos de arroz, donde la temperatura supera los 40 grados en el verano. "No recibimos ninguna ayuda del Estado, todo lo que ganamos viene de los campesinos que pagan por hacer que el grupo venga", contó Lu Guiying, otra integrante de la compañía. "La ópera de Pekín", la más conocida en el extranjero, se ganó sus galones hacia el final de la última dinastía, derrocada en 1911. Este tipo de arte era muy apreciado en la corte, pero también se popularizó en las clases bajas, ya que se canta en mandarín, la lengua común de la mayoría de los chinos.
"Todas las sociedades sueñan con preservar su cultura popular, pero en China es necesario contar con la ayuda del poder político", explica la profesora Ruru Li.
En cambio, las obras cantadas en las lenguas locales de Cantón, Shanghái o Sichuan logran apenas salir de sus regiones de origen. "Todas las sociedades sueñan con preservar su cultura popular, pero en China es necesario contar con la ayuda del poder político", explicó Ruru Li, profesora experta en estudios teatrales chinos de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido. Li proyecta que en una década, el número de variantes de la ópera en China se reducirán de las 200 actuales a cerca de 100. Desde la década de 1960 ya se han perdido cerca de un centenar de géneros.