La Medicina China, cuyo primer tratado médico llamado Huángdì Nèijīng (黄帝内经) es atribuido al emperador Amarillo (2697-2597 a.C.), ofrece múltiples opciones para la prevención y el tratamiento de las más diversas enfermedades físicas, mentales y espirituales mediante la combinación del equilibrio mental, el empleo de ciertas plantas medicinales, el masaje y la acupuntura. Con una práctica de miles de años, la Medicina China tiene poco claro sus orígenes. Una de las primeras evidencias la encontramos en unos huesos inscritos durante la dinastía Shang (1766-1046 a.C.), mientras que durante la dinastía Song (960-1279) se estableció el primer sistema farmacéutico, el cual sirvió para estandarizar su práctica. Se trata de una serie de tratamientos que funcionan en la mejora de síntomas como como dolor de cabeza, de espalda, artritis o de garganta, sin producir efectos secundarios ni adicciones. Sin embargo, es preciso aclarar que la Medicina China no es efectiva en la lucha contra el cáncer terminal o problemas cardiológicos. En 1975 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció sus beneficios en el tratamiento de ciertas enfermedades; y en 1979, las Naciones Unidas admitieron que también podía usarse para tratar infecciones virales y bacterianas, problemas respiratorios, circulatorios, así como lesiones musculares o dolencias artríticas e inflamatorias. Pilares filosóficos La base de esta práctica milenaria la encontramos en dos corrientes del pensamiento chino: el taoísmo y el confucionismo. Los antiguos chinos concebían al ser humano como parte del cosmos, por lo que si alguien vivía en armonía con el cielo y la tierra, gozaba de buena salud. Esta creencia de equilibrio universal recibe el nombre de dào (道), que significa “vía, camino”, de ahí taoísmo, que sería el camino o la vía hacia la armonía con las grandes fuerzas naturales. Este pensamiento cree que la salud necesita ser cultivada mediante diversos métodos higiénicos y terapéuticos que ayuden a prevenir enfermedades o recuperar la salud, tales como la dietética, la herbolaria o fitoterapia, la acupuntura, el masaje, la moxibustión, la helioterapia, la respiración, la meditación, la visualización y el ejercicio físico. La dieta según la Medicina China La Medicina China cree que una buena alimentación es fundamental para mantener una salud óptima. Si la nutrición es adecuada, la energía (qì en chino 气) será abundante, los órganos estarán bien nutridos y nuestro sistema nervioso y nuestras emociones estarán en armonía. Los chinos clasifican los alimentos según diferentes criterios dependiendo de sus características y potencial curativo. Según la energía intrínseca pueden ser calientes y templados (los cuales tonifican o calientan), neutros (armonizan) y frescos y fríos (refrescan e hidratan). Según su sabor pueden ser ácidos (actúan sobre el hígado), amargos (favorecen la evacuación intestinal y drenan el corazón), salados (actúan sobre el riñón y la vejiga) y dulces (elevan la energía y actúan sobre el bazo, el páncreas y el estómago). Según su color, los alimentos revitalizan (rojo), estabilizan (amarillos), desintoxican (verdes), astringen (negros) y purifican (blancos).
Funciona en la mejora de síntomas como como dolor de cabeza, de espalda, artritis o de garganta, sin producir efectos secundarios ni adicciones. La Medicina China no es efectiva en la lucha contra el cáncer terminal o problemas cardiológicos.
La dieta según la Medicina China nos ayuda a ser conscientes en todo momento de cómo nos sentimos –con calor o frío, cansados o excitados, con sequedad o sudorosos– y a partir de ahí podemos modificar nuestra dieta para recuperar el equilibrio natural interno. Como reza un proverbio chino: “la enfermedad entra por la boca”. Los remedios de la abuela La medicina herbolaria china o fitoterapia persigue tratar todo el cuerpo en lugar de enfocarse en un solo órgano o enfermedad. En la actualidad, es muy común ver en China multitud de farmacias donde, clasificadas en cajones de madera, se venden todo tipo de hierbas y productos derivados de animales que sirven para tratar o prevenir dolencias. Los ingredientes pueden variar desde los más normales (ginseng, jalea real, hierbas varias) hasta los más sofisticados (piel de serpiente, cuerno de alce, caballito de mar, gusanos de seda secos, escorpiones o polvo de perla), pasando por los prohibidos y que ponen en peligro la supervivencia de determinadas especies (garra de tigre, cuerno de rinoceronte, bilis de oso o caparazones de tortuga). Todos estos componentes, cada uno con sus supuestas propiedades y características, pasan por un proceso de elaboración que va desde el limpiado a la cocción, pasando por el secado o triturado, dependiendo de su naturaleza, dosificación y tratamiento. Después la pócima es hervida y se toma como si se tratase de una infusión. Todavía se utilizan alrededor de siete mil plantas provenientes de raíces, tubérculos, hojas, ramas y frutos, junto con otros mil productos de origen animal o mineral, aunque todos clasificados como “hierbas”. Antes de adquirir cualquier tipo de hierba medicinal, es fundamental acudir a un médico chino, el cual nos reconocerá y encontrará nuestra dolencia mediante un examen del pulso –hay más de treinta tipos distintos–. Dependiendo de si es fuerte, fino, pausado, rápido, enérgico o frágil, podrá determinar qué remedio necesitamos y cómo tenemos que administrarlo. También examinará nuestra lengua para ver si está seca, húmeda, limpia, sucia, pálida o grasienta y dependiendo del estado recetará una hierba u otra. El yin y el yang Uno de los aspectos más sugerentes de la Medicina China es el equilibrio de las fuerzas que pertenecen a un todo y que se inspira en el concepto taoísta del Yin (阴) y el Yang (阳). La vida se considera como un juego de opuestos (hombre y mujer, sol y luna, caliente y frío, arriba y abajo), mientras que todas las cosas existen como resultado de su interacción con sus opuestos. La Medicina China se fundamenta en la creencia de que para que el cuerpo esté sano, sus opuestos también deben hallarse en un estado de equilibrio dinámico. Por ejemplo, un defecto de agua en el sistema crea la deshidratación, mientras que un exceso la hidropesía; demasiado calor provoca fiebre y demasiado frío, escalofríos.
La Medicina China se fundamenta en la creencia de que para que el cuerpo esté sano, sus opuestos también deben hallarse en un estado de equilibrio dinámico.
Se considera el cuerpo como un todo integrado, de manera que en cualquier enfermedad es todo el cuerpo, en lugar de sólo la parte enferma, el que necesita tratamiento. Por su parte, los alimentos también poseen cualidades Yin o Yang, por lo que éstos deben observarse con relación a la persona y a su estado. Acupuntura, la madre de la Medicina China Muchas veces se confunde a las técnicas de acupuntura (zhēnjiŭ en chino o 针灸) como si se tratara de la única forma de medicina tradicional china. Sin embargo, forma parte de ella y es sólo una más entre las diversas técnicas que emplea. La acupuntura es una práctica que recurre al uso de agujas insertadas en diversos puntos específicos del cuerpo (se han identificado más de dos mil, aunque únicamente se usan unos ciento cincuenta). La filosofía que sustenta la acupuntura dice que la energía vital (qì en chino) fluye por una red invisible de meridianos del cuerpo que a modo de senderos de energía une los tejidos superficiales a los órganos internos. Los doce canales principales reciben el nombre del órgano con el que están relacionados y también pueden clasificarse en Yin o Yang dependiendo de si se encuentran en la zona posterior (donde nos da el sol, es decir, la espalda) o en la zona anterior (donde nos da la sombra, es decir, el frente). Si todos los elementos en la vida de cada uno están equilibrados, entonces el qì fluirá suavemente y la persona permanecerá sana. Las agujas se insertan en los puntos de acupuntura de la superficie del cuerpo para, no se sabe exactamente cómo, reforzar, reducir o establecer el flujo de qì a lo largo de un meridiano y así influir en las actividades de los diversos órganos corporales. El exacto mecanismo por el que funciona la acupuntura no ha sido nunca demostrado por la medicina occidental, sin embargo, el caso más espectacular de su uso consiste en anestesiar a un paciente mediante el uso de agujas de acupuntura antes de una operación quirúrgica en lugar de usar un anestésico tradicional. El éxito de esta técnica reside en la satisfacción de los pacientes y aunque no cura enfermedades severas, sí ayuda en la lucha contra el dolor crónico, las migrañas u otras dolencias menores. Dentro de la acupuntura observamos diversas especializaciones que se caracterizan por un tratamiento diverso. Así tenemos la auriculopuntura (colocación de agujas en la oreja, representante gráfica de todo el organismo), la digitopuntura (presión de los dedos sobre los puntos de acupuntura muy utilizado en el automasaje), la moxibustión (aplicación de calor local mediante un cono de hierba en puntos específicos de acupuntura) y la electroacupuntura (colocación de corrientes eléctricas de muy baja intensidad ideal para afecciones reumáticas o musculares). Otros tratamientos El masaje chino (ànmó 按摩 o tuīná 推拿) además de ser una forma en sí misma de tratamiento para multitud de afecciones del aparato locomotor, prepara el cuerpo y los meridianos energéticos para su posterior tratamiento con agujas de acupuntura mejorando el resultado de éstas. Los más populares son los masajes de pies y el masaje terapéutico de cuerpo completo. El tàijíquán (太极拳), además de ser un arte marcial, está considerado como una serie de ejercicios de meditación que mediante movimientos lentos revitaliza el cuerpo, aporta serenidad y mantiene el equilibrio de la energía de los canales de acupuntura. El qìgōng (气功) es un tipo de ejercicio energético que combinado con la respiración ayuda a hacer fluir la energía por todo el cuerpo desbloqueando las zonas donde hay un estancamiento de energía. También es una técnica de imposición de manos donde el terapeuta envía su qi a la persona enferma, ayudando al restablecimiento de su salud.