Ellas no bailan solas

Grupos de abuelas chinas practican coreografías en las plazas públicas para realizar ejercicios. La actividad reúne a unas 100 millones de personas, desde que se sumaron hombres y mujeres más jóvenes.
Fuente: Yuanfang Magazine - 2017-11-13
En marzo de 2015 se hizo viral la noticia de que el gobierno chino iba a limitar las actividades de las famosas “dancing grannies”, o abuelas bailarinas, que suelen reunirse en las plazas públicas. Finalmente, no ocurrió nada. Pero lo que en principio fue presentado como una medida incomprensible, sirvió para dirigir la mirada hacia la historia de estas mujeres que todos los días practican ejercicios públicos a la vista de todos. 

En efecto, las abuelas bailarinas (大妈; dàmā) se han adueñado de las plazas públicas, con su popular práctica de “baile de plaza” (广场跳舞; guǎngchǎng tiàowǔ), que es simplemente bailar coreografías al ritmo de diferentes piezas musicales, como ejercicio. 

Las mujeres llegan con un equipo de sonido y siguen la coreografía que la bailarina principal establece, cambiándola cada mes ó dos meses, para mantener el interés. Las participantes, alrededor de unos 100 millones en todo el país, no son solamente “abuelas”, aunque representan a la mayoría. Hoy se puede ver a mujeres jóvenes y a hombres acompañándolas en sus bailes. Normalmente lo hacen temprano en la mañana, o bien entre 7 y 9 de la noche.
Una de las manifestaciones más visibles de prosperidad es ver a los ancianos esparciéndose a sus anchas en las plazas públicas.
¿Cuál es el origen de esta saludable costumbre?

Se trata de una práctica que se nutre del gusto por el ocio público de la gente mayor. En cualquier novela clásica china podemos encontrar innumerables ejemplos de tal esparcimiento: el salir a caminar por los jardines mientras se discute de poesía, el contemplar la luna con una jarra de vino, el salir a cualquier lado que no sea la propia casa para jugar ajedrez o realizar apuestas sencillas con amigos. 

Esto, por supuesto, no es particular de la gente mayor, pero les es especialmente caro por la antiquísima tradición de “respeto a las canas”. Es una máxima milenaria que “un hombre joven no debía quedarse sin hacer nada si veía a un hombre de cabello blanco llevar una carga pesada sobre sus hombros” y sobre todo, la idea de que en una nación próspera, “no se ve por los caminos a un anciano llevando bultos en la espalda”. 

En virtud de este razonamiento, una de las manifestaciones más visibles de prosperidad es ver a los ancianos esparciéndose a sus anchas en las plazas públicas. Por milenios estas actividades han incluido el reunirse a cantar ópera tradicional (京剧, Jīngjù que es la de Beijing y 越剧, Yuejù que es la de Shaoxing); llevar a los nietos a jugar mientras ellos mismos juegan o apuestan con sus vecinos, practicar ejercicios de taichí (太极) y qigong (气功), o la mencionada poesía y la apreciación de paisajes.
El fenómeno dio lugar a la creación de una verdadera industria que mueve millones de dólares, que incluye desde ropa especial hasta accesorios tecnológicos.
Sobra decir que en las últimas décadas, la gente mayor ha salido en masa a las calles y sus actividades se han ampliado por el acceso generalizado a nuevas opciones. Aquellos que preferían entretenerse con juegos clásicos como el dominó chino (麻将; májiàng), ahora también pueden dedicarse a la denominada “caligrafía de suelo” (地书; dì shū), que consiste en utilizar un pincel gigante para ponerse a escribir poesía en la calle.

Ocurre lo mismo con los que prefieren realizar actividades físicas para cuidar su salud. Los que se inclinaban por la práctica de artes marciales en lugares públicos, ahora tienen la opción de sumarse a los grupos de abuelas bailarinas, una práctica que ha ganado millones de seguidores en todo el país. 

Como suele pasar en estos casos, el fenómeno dio lugar a la creación de una verdadera industria que mueve millones de dólares, que incluye desde ropa especial hasta accesorios como banderas, abanicos, cintas de seda y, claro, los más diversos artefactos tecnológicos. 

Otra curiosidad acerca de las abuelas bailarinas es su criterio para elegir la música: es mucho más ecléctico y permisivo de lo que alguien que no conoce la sociedad china podría imaginar. Sus coreografías no son nada tradicionales, esto es, no siguen pasos de bailes clásicos chinos, sino que son activos y modernos. Diseñados para moverse lo más posible, sus selecciones son canciones modernas tanto chinas como extranjeras, sin importar si las letras son escandalosas, románticas o de cualquier otro tipo.