Como es tradicional, cada rincón de Taiwan celebró ruidosamente la llegada del Año Nuevo, pero la gran diferencia de este año la marcó la reducción en el uso de fuegos artificiales, ante las preocupaciones por la contaminación atmosférica que aqueja a la isla. Una de las celebraciones más famosas es el espectáculo de fuegos artificiales y la fiesta de cuenta regresiva que se llevan a cabo la noche de cada 31 de diciembre en el rascacielos Taipéi 101, uno de los lugares más emblemáticos de la capital.
Distritos y ciudades taiwaneses, incluidos Taichung, Taoyuan y Changhua, decidieron cancelar los espectáculos para reducir la contaminación.
El show fue realizado por primera vez en 2004, y es el clímax de las celebraciones del Año Nuevo en Taipei, atrayendo decenas de miles de visitantes cada año. No obstante, en esta ocasión se desató un debate en torno a si era apropiado realizar el espectáculo, teniendo en cuenta la ya delicada situación de la polución del aire de la zona. En respuesta a dichas preocupaciones, la entidad organizadora del festejo decidió reducir de 30.000 a 16.000 el número de artefactos explosivos que utilizó en la actividad. A pesar del recorte, el show duró seis minutos, y tuvo un costo cercano a los 60 millones de nuevos dólares taiwaneses (2 millones de dólares).
Muchos taiwaneses prefirieron escalar montañas o desplazarse hasta las orillas del mar para presenciar la última puesta del sol del año viejo o el primer amanecer del que llegaba.
Otros distritos y ciudades taiwaneses, incluidos Taichung, Taoyuan y Changhua, decidieron cancelar los espectáculos para reducir la contaminación. Semanas atrás, miles de personas en Taichung y Kaohsiung se lanzaron a las calles para pedir una reducción en el consumo de carbón en la producción de energía y un control más eficaz de la polución. La ciudad de Taichung utilizó una máquina para producir copos de nieve durante la cuenta regresiva para la llegada del 2018, en reemplazo de la pólvora, mientras que en Kaohsiung y Kinmen los organizadores de los eventos utilizaron fuegos artificiales respetuosos del medio ambiente. En lugar de presenciar los fuegos artificiales en las ciudades, muchos taiwaneses prefirieron escalar montañas o desplazarse hasta las orillas del mar para presenciar la última puesta del sol del año viejo o el primer amanecer del que llegaba.