Una vaca se detiene en el margen de una ruta del sur de Delhi mientras una hilera de conductores frenan para esquivarla. El animal se mueve a sus anchas por el camino, ajeno a que su especie se ha convertido desde hace meses en el centro de la polémica de la política india. Las vacas son consideradas como animales sagrados por el hinduismo, la religión mayoritaria en la India, donde un 79,8 % de la población profesa esta fe. Se las venera como fuente de alimento, símbolo de la vida, por lo que bajo ninguna circunstancia deben ser matadas. En la antigua India se sacrificaban toros a los dioses y se comía su carne, pero las vacas productoras de leche no podían ser tocadas. Los textos religiosos nombran a la vaca como Devi (la diosa) y Aditi (madre de los dioses). Incluso en muchas ocasiones se busca estimular el vegetarianismo. El último en expresar su opinión sobre el espinoso asunto fue uno de los pesos pesados del Gobierno del premier Narendra Modi, el ministro de Finanzas Arun Jaitley, del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP). “Organizar ferias de ganado y matar vacas en público está tan mal como matar a alguien en un tren”, expresó el dirigente en el Parlamento de la India, donde el sacrificio de reses está prohibido en la mayoría de los estados del país.
Las vacas son consideradas sagradas y se las venera como fuente de alimento, símbolo de la vida, por lo que bajo ninguna circunstancia deben ser matadas.
En esa línea también se manifestaron otros políticos, como el jefe de Gobierno del estado de Uttar Pradesh (norte), el sacerdote hindú Yogi Adityanathel, cuya primera medida al llegar al poder el año pasado fue la de pedir un plan para eliminar los “mataderos ilegales” de esta región, donde supuestamente se sacrifican vacas. La decisión de Adityanathel coincidió con la aprobada por el Parlamento regional del estado de Gujarat, en el oeste de la India, que convirtió en ley un proyecto que castiga el sacrificio de vacas con una pena de cadena perpetua y multas de más de 1.600 dólares, convirtiéndose en una de las legislaciones más estrictas del país asiático. Vigilantes de vacas Sin embargo, hay quien aún está convencido de que las autoridades indias no hacen lo suficiente para proteger a las reses y así, clanes hinduistas radicales patrullan pueblos y caminos armados con palos y pistolas para combatir a los supuestos agresores del animal sagrado. Son los denominados “protectores de vacas”, o “gau rakhsak”, grupos extremistas que en ocasiones están alineados con formaciones cercanas al partido conservador BJP. En algunos casos las acciones de estos grupos han terminado en ataques y linchamientos contra transportistas de vacas o contra aquellos que, supuestamente, estaban en posesión de carne de este animal. Se da la circunstancia de que la mayoría de las personas objeto de estos ataques son musulmanes, quienes administran la mayor parte de los negocios relacionados con la carne de res. También han sido su objetivo los “protectores de vacas” miembros de los intocables, conocidos como “dalits”, el nivel más bajo de la escala de castas india. Uno de los últimos ataques en nombre de las vacas se produjo en junio pasado, cuando un indio murió asesinado por una turba de unas cien personas que lo acusaban de transportar vacas al matadero. El linchamiento, además, fue filmado en un video y en él se observó cómo un grupo de hombres rodeaban a la víctima, sentada en el suelo, y le propinaban patadas para después prender fuego a su vehículo.
Según la ONG Human Rights Watch (HRW), desde mayo de 2015 la supuesta defensa de las vacas por parte de radicales se ha saldado con la muerte de diez musulmanes.
No se trató de un caso aislado. En mayo, dos musulmanes fueron asesinados en el estado de Assam, en el noreste del país, por supuestamente haber robado vacas, y en junio otro joven murió linchado también en Jharkhand tras ser acusado de transportar carne de este animal. Según la ONG Human Rights Watch (HRW), desde mayo de 2015 la supuesta defensa de las vacas por parte de radicales se ha saldado con la muerte de diez musulmanes, entre ellos un niño de 12 años, en siete incidentes distintos. “Los autodenominados ‘protectores de vacas’, están matando a personas y aterrorizando a las minorías”, afirmó Meenakshi Ganguly, director de Human Rights Watch en el sur de Asia. Manifestaciones ciudadanas En respuesta a este reguero de brutales ataques, miles de personas -entre las que se encontraban destacados escritores, activistas y políticos opositores de distinto signo- se manifestaron a fines de junio en varios puntos del país en protesta contra esta oleada de asesinatos. Las marchas nacieron espontáneamente de un mensaje escrito en Facebook por la cineasta Saba Dewan: “Esta es la gente de la India diciendo con una sola voz que el sistema de violencia que se está desencadenando contra los intocables, minorías y otros grupos desfavorecidos ‘No es en mi nombre’”, escribió la artista en la red social. Apenas un día después de la celebración de estas marchas ciudadanas, el primer ministro Modi salió al paso y condenó por primera vez en un acto público los linchamientos de personas acusadas de matar vacas o comer carne vacuna. “Cuando escucho que alguien es asesinado en defensa de las vacas, ya sea inocente o no, creo que la ley es la que tiene que decidir, nadie tiene el derecho de hacer valer la ley por sí mismo”, denunció en la ciudad de Ahmedabad, capital del estado de Gujarat (oeste), una de las regiones más conservadoras del país. “¿Nos da eso (la protección de las vacas) derecho a matar a alguien? ¿Protegemos así a las vacas? Eso no es propio del país de Gandhi”, dijo el dirigente. La declaración del primer ministro fue la primera ocasión en sus más de tres años de Gobierno en que rechazó explícitamente esta práctica. Además, y en medio de la polémica por la supuesta permisividad del Gobierno, Modi urgió a los estados indios a que actuasen contra los “protectores de vacas”. Aunque el sacrificio de vacas está prohibido ya en la mayor parte de la India con penas de hasta 10 años de prisión, a excepción de seis estados del noreste, Kerala (sur) y Bengala (este), estos grupos aseguran que la Policía no hace nada para implementar la ley, por lo que se sienten obligados a actuar por su cuenta. El primer ministro indio, sin embargo, llamó al colectivo de “protectores” a centrar sus esfuerzos en evitar que las vacas paseen libres por calles y autopistas, ya que los animales mueren por la ingesta de plásticos y no “asesinadas”, dijo en 2016.