En Libia, las jugadoras de la selección femenina de fútbol deben luchar en dos frentes: en el terreno de juego contra sus rivales y fuera de él, contra los estereotipos de una sociedad patriarcal a la que intentan cambiar pegándole a la pelota. En este país ultraconservador, aparecen críticas exacerbadas cada vez que una de sus deportistas o un equipo femenino salta a la palestra en los medios o en las redes sociales. "Anda a cubrirte", o "tu lugar está en casa", "no tienes un hombre que te eduque", son algunas de los simplistas y humillantes comentarios que escuchan con asiduidad. Saida Saad, delantera de la selección, afirma que recibe estos comentarios inapropiados cada vez que acude o vuelve de los entrenamientos. Al igual que sus compañeras, Saida viste un panti opaco para cubrir sus piernas, pero eso no basta para acallar las críticas. "Aguantamos por amor al deporte. Intentamos que las mentes evolucionen en la sociedad", afirma la jugadora llegada de Benghazi, al este del país, antes de unirse a sus compañeras para proseguir el entrenamiento en Trípoli. Ese día el equipo se preparaba para una doble competencia frente a Etiopía en el marco de la fase preliminar de la clasificación a la Copa de África de Naciones de 2018 en Ghana. La eliminatoria finalizó sin sorpresas, con victorias para Etiopía, 8-0 en la ida y 7-0 en la vuelta. "A pesar del resultado final, nos han hecho sentir orgullosas por su sorprendente resistencia contra la cultura patriarcal y el extremismo violento", señaló en Twitter Zahra Langhi, militante libia de los derechos humanos.
Como ocurre en otros países de Oriente Medio, el fútbol femenino en Libia se enfrenta a numerosas barreras sociales y religiosas.
En el plano deportivo, el seleccionador Hassan Ferjani no es del todo optimista respecto a los próximos compromisos. Su principal objetivo es preparar a las jugadoras para que puedan "terminar el partido". "Es la primera vez que juegan en un terreno de juego tan grande", sentencia. Para preparar la eliminatoria ante Etiopía, el entrenador solo tuvo a su disposición a una decena de jugadoras en Trípoli. Otras, llegadas sobre todo desde Estados Unidos, se unieron al equipo en El Cairo, sede del primer partido. Sin un campeonato de fútbol femenino en Libia, las jugadoras son seleccionadas en torneos escolares o en los institutos. Pero la tarea más complicada sigue siendo convencer a sus familias. Cuando las seleccionan, son los propios padres los que les prohíben jugar a fútbol y otros más flexibles exigen acompañarlas en los desplazamientos, lo que "no es sencillo por falta de medios", lamenta Ferjani. El técnico reconoce haber estado a punto de lanzar la toalla ante esas dificultades. "Lo que me impulsó a continuar es la voluntad de las jugadoras que desean mejorar su nivel". Él considera sin embargo que "la batalla fuera del terreno de juego es mucho más importante", para erradicar los prejuicios y favorecer la emancipación de las mujeres.
Las jugadoras son seleccionadas en torneos escolares o en los institutos. Pero la tarea más complicada sigue siendo convencer a sus familias.
Al igual que en otros países de Oriente Medio, el fútbol femenino en Libia se enfrenta a numerosas barreras sociales y religiosas. "Hay varias chicas con talento pero que son injustamente privadas de jugar al fútbol a causa de las numerosas prohibiciones (en la sociedad libia)", lamenta Racha Nouri, veterana de las 'Caballeras del Mediterráneo', sobrenombre de la selección libia de fútbol. Esta jugadora de 25 años dice que en sus comienzos tuvo "muchas dificultades en esta sociedad muy conservadora". Seleccionada en un torneo escolar, afirma que fue apoyada por sus padres. "Desafiaron a la sociedad y estuvieron a mi lado", explica. Racha ha conseguido una licencia de entrenadora. Su objetivo es formar equipos femeninos sub 17, lanzar un campeonato nacional e intentar al mismo tiempo "cambiar las mentalidades a través de las redes sociales y los medios". Souad al-Chibani, a cargo del fútbol femenino en la Federación Libia (FLF), señala que pronto se iniciará un programa para el desarrollo de este deporte así como un campeonato escolar de fútbol femenino. "Vamos a intentar organizar partidos en los colegios cada sábado", explica. Chibani es "optimista" sobre el futuro del fútbol en Libia, gracias a "una nueva generación más abierta y entusiasta".