El programa para erradicar la pobreza extrema en China avanza velozmente y su  gobierno quiere completarlo - es decir, que no haya ningún indigente - en 2020, en la antesala que el Partido Comunista chino cumpla sus primeros cien años de vida. Hasta el Banco Mundial se ha asombrado y felicitado al gigante asiático porque sacó de la pobreza entre 700 y 800 millones de personas en las últimas décadas, un récord histórico. La provincia de Sichuan, en el centro del país, es una de las que ha destacado en este sentido, y estos días lo refleja en una exposición de fotografías llamada "Una nueva ruta de prosperidad" que se exhibe en la Universidad del Salvador, con la curaduría de los profesores Shu Liu y Zhong Chuanmin.
 
Si Mao Zedong alfabetizó a casi todo un pueblo empobrecido y mayormente iletrado antes de la Revolución de 1949, si luego Deng Xiaoping con su proceso de reforma y apertura inició un colosal ciclo de desarrollo, ahora Xi Jinping se ha comprometido a cumplir las metas sociales de convertir a los chinos en un pueblo “moderadamente próspero” y con ingresos similares a los de los países más avanzados, para lo cual se ha fijado otra meta en 2049 en ese sentido, el centenario de la fundación de la República Popular.

Las fotos de Sichuan (como bien podrían ser las de Tíbet, Yunnan, Ganzu, Qinghai, Xinjiang, todas provincias alejadas del núcleo costero rico donde están Beijing, Shanghai y otras grandes urbes) muestran la tarea de capacitación y trabajo, en particular en zonas rurales y de minorías étnicas, que forman parte del programa que conduce una Comisión de Estado para el Alivio de la Pobreza. 
 
Se trata de un plan integral que dirige el gobierno central pero en el cual están involucrados todos los ministerios, cuadros partidarios, empresarios, universitarios y otros sectores. No sólo se llega con subsidios directos como en un principio, sino con la enseñanza de oficios y con la logística necesaria que invierte el Estado para que luego las capacidades aprendidas por el pueblo más pobre puedan convertirse en trabajo, con un mercado y distribución aseguradas.

Así, desde labores de costura hasta peluquería y guía de turismo, crianza de pagos y agricultura con excedentes para comercializar – incluso por los canales de comercio electrónico tan de moda en China - hasta producción y venta de paneles solares como energía limpia alternativa, todo forma parte de un conjunto de acciones que vienen teniendo un éxito notable en la erradicación de la pobreza extrema y en el alivio de la pobreza en general. Hay, desde luego, también tareas de educación (la enseñanza del chino mandarín a las etnias que tienen su propia lengua), de obras públicas, de construcción o acceso a vivienda, a crédito, etc.
 
Las fotos que Shu y Zhong, oriundos de Sichuan y con varios años viviendo y enseñando idioma y cultura chinas en diversas universidades argentinas (como las del Salvador, Nacional de La Matanza, de Congreso, Instituto Confucio y otras), muestran en toda su dimensión este proceso que llevan adelante autoridades y pueblo chinos.
 
Mientras en Occidente hace décadas que se ha parado prácticamente la movilidad social, y la pobreza crece como consecuencia de los programas neoliberales y del predominio del capital financiero rapaz, China muestra otro camino y así lo muestran estas imágenes coloridas y reflejo concreto de un pueblo en marcha.
 
La muestra "Una nueva ruta de prosperidad" se puede visitar hasta el 10 de diciembre de 15 a 18 horas en la USAL, Rodríguez Peña 670, CABA.