Las historias que exploran los rincones oscuros de la sociedad china moderna ocuparán un lugar destacado durante la 72ª edición del Festival de Cannes, lo que muestra el alcance y la creciente sofisticación de las producciones del segundo mercado cinematográfico del mundo. El thriller "The wild goose lake" de Diao Yinan -Oso de Oro 2014 en Berlín con "Black Coal"- forma parte de los 21 filmes en competición este año. Por su parte, la película policíaca, "Summer of Changsha" de Zu Feng, será presentada en la sección "Una Cierta Mirada". "Es un periodo apasionante", subraya Alexandre Mallet-Guy, el productor de "The wild goose lake", que alaba "un cine negro, muy estético, con una intriga compleja", sobre un líder de una banda en busca de redención y una prostituta. Estas películas, que se desarrollan lejos de las grandes metrópolis chinas, ensalzan a menudo a antihéroes.
El mercado cinematográfico chino, casi inexistente hace veinte años, produce hoy cerca de 600 películas al año.
El éxito en taquilla de "The looming storm" ha demostrado que la administración china tolera mejor los temas tabú. En este primer filme de Dong Yue, galardonado con el Gran Premio de película policíaca en el festival en Francia en 2018, el jefe de seguridad de una fábrica investiga los asesinatos de jóvenes mujeres, unos meses antes de la transferencia de soberanía de Hong Kong (1997). Otra muestra de esta evolución es el thriller "Black coal", de Diao Yinan, un polar oscuro en una China glacial que mezcla a una mujer fatal, con asesinatos inexplicados y un policía solitario que quiere redimirse. Esta película de bajo presupuesto fue un éxito con 17 millones de dólares de recaudación. "La mayoría de los filmes chinos que se exportan son películas de género, de acción y de grandes presupuestos. Afortunadamente, una nueva generación y un nuevo género de filme está emergiendo", apunta el productor de la nueva obra de Diao Yinan. Los gustos evolucionan El mercado cinematográfico chino, casi inexistente hace veinte años, produce hoy cerca de 600 películas al año, con recaudaciones anuales de 8.500 millones de dólares, por detrás del mercado estadounidense (11.400 millones de ingresos al año).
Estas películas policiales se desarrollan lejos de las grandes metrópolis chinas y ensalzan, a menudo, a antihéroes.
El público chino solía consumir filmes espectaculares de producción local, como "Wolf Warrior 2" (2017), la película china más rentable con 870 millones de dólares recaudados. Pero los gustos del público están cambiando. Muestra de ello es el sorprendente éxito en 2018 de "Dying to survive" de Wen Muye, sobre un hombre enfermo de leucemia que organiza un tráfico de medicamentos desde India. La película recaudó 450 millones de dólares. Tras su paso por festivales como Róterdam, Locarno, Venecia, Roma o Pekín, Marco Muller ha sido uno de los primeros en internacionalizar el cine chino. En 2017 se asoció con el cineasta Jia Zhangke ("A touch of sin", "Ash is purest white" en competición el año pasado en Cannes) para lanzar el Pingyao International Film Festival. "Son películas que se venden bien en el extranjero", indica Muller. "Son potentes, oscuras y apasionantes. Siempre deben ser aprobadas por los diferentes departamentos del gobierno pero parece que hay cada vez más cineastas atraídos por el cine negro", un género que nació en el Hollywood de los años 1920, con historias de crímenes a menudo ocurridas en los márgenes de la sociedad. Dos películas chinas se quedaron fuera del programa en el último minuto en el festival de Berlín en febrero, entre ellas "One second", la última obra de Zhang Yimou ("Raise the red lantern").