Las nominaciones a un de las distinciones literarias más codiciados de Japón, el Premio Naoki, tienen algo nuevo en común: por primera vez en los 85 años de historia de este galardón todas fueron escritas por mujeres. Japón es la tierra de lo que muchos consideran como la primera novela del mundo, “La historia de Genji” escrita en el siglo XI por la noble Murasaki Shikibu. Pero sus letras modernas se han definido principalmente por escritores masculinos muy establecidos, como los fallecidos premios Nobel Kenzaburo Oe y Yasunari Kawabata. Por décadas también han estado dominadas por Haruki Murakami, cuya mezcla de realismo mágico y cultura pop lo han convertido en un éxito de ventas internacional. Pero la literatura japonesa comienza a parecer diferente con la llegada de nuevas voces, incluyendo jóvenes escritores, mujeres y personas mayores que reciben reconocimiento al interior y a nivel internacional.
Sayaka Murata fue elegida junto con la actriz Naomi Watanabe, “la Beyoncé japonesa”, como una de las Mujeres del Año de la revista Vogue Japón.
El viernes pasado dos mujeres, Natsuko Imamura y Masumi Oshima, recibieron los premios Akutagawa y Naoki. Desde 1935 el Akutagawa y el Naoki han reconocido alta literatura y ficción popular, respectivamente. Los ganadores reciben un reloj conmemorativo y un millón de yenes (casi 10,000 dólares). Pero más valioso es el prestigio que obtienen con toda la atención de los medios y, sobre todo, con la posibilidad de acceder a un público global gracias a las traducciones. Un buen ejemplo es el ascenso de “Convenience Store Woman” de 2016. La novela de Sayaka Murata inspirada en sus propios empleos ha vendido más de 600,000 ejemplares en Japón desde que ganó el premio Akutagawa ese año. Murata, de entonces 36 años, y quien todavía trabaja medio tiempo en una tienda de conveniencia, fue elegida junto con la actriz Naomi Watanabe, “la Beyoncé japonesa”, como una de las Mujeres del Año de la revista Vogue Japón. Dos años más tarde la traducción al inglés de la novela de Murata fue elegida como una de las mejores del año por los editores de New Yorker, la revista que ayudó a catapultar al estrellato a Murakami.
El año pasado en Estados Unidos se publicaron traducciones de cerca de seis obras galardonadas de autoras japonesas.
Los editores en Estados Unidos y Gran Bretaña ven un público cada vez mayor para las traducciones, según expertos. El año pasado en Estados Unidos se publicaron traducciones de cerca de seis obras galardonadas de autoras japonesas, mientras que “The Emissary”, de Yoko Tawada, recibió el Premio Nacional del Libro a una obra traducida en 2018. “El número de nuevas voces que se han puesto a disposición de los lectores anglófonos en los últimos años ha sido muy alentador”, dijo David Karashima, profesor de la Universidad Waseda, quien ha traducido ficción galardonada con el Akutagawa. Karashima dijo que todavía no hay tantas mujeres publicadas en Japón como hombres, pero esto podría estar cambiando, en parte porque hay más mujeres en el comité de selección de premios literarios. Agregó que la ficción japonesa traducida está pasando por un “mini boom”. Hay datos concretos que avalan la hipótesis de que en Japón hay una demanda de historias que se vean diferentes a aquellas producidas en su mayoría por hombres. Las más recientes ganadoras del Akutagawa y el Naoki son de los libros más vendidos este verano. En este contexto, un número reciente de la revista Bungei sobre “Feminismo en Corea del Sur y Japón”, requirió dos reimpresiones, algo que no ocurría en más de 80 años. Erika Tsugawa, una traductora en Estados Unidos encargada del blog Tsundoku Reader, dijo que también ha notado una ola de nuevos escritores que llegan a la literatura en la mediana edad o después de carreras no relacionadas con ella. Recordó a una programadora de computadoras que “usó su furia para alimentar su escritura”, sobre la injusticia que padeció al criar a sus dos hijos. Otra escritora, Chisako Wakatake, de 63 años, ganó el Akutagawa en 2017 por “I’ll Live by Myself”, una historia sobre una viuda de 74 años que se adapta a vivir sola. Ella comenzó a escribir de tiempo completo a los 55 años. Los admiradores esperan que la popularidad de nuevas voces lleve a la apreciación de la diversidad en la expresión y la identidad en una sociedad que muchas veces es estereotipada, incluso dentro de Japón, como un monolito. Tsugawa dijo que los editores no han ayudado mucho al favorecer la traducción de novelas “muy etéreas y extravagantes” asociadas con el estilo de Murakami.