"Verdad, no violencia y satyagraha, los valores que Gandhi pregonó e inspiró, hoy son aún más relevantes en un mundo de crecientes divisiones y violencia", escribió el flamante embajador de la India, Dinesh Bathia, en un libro que se presentó el miércoles durante el acto oficial por la conmemoración del 150° aniversario del nacimiento del líder espiritual de la India. Veinticuatro horas antes de la celebración, el diplomático concedió una entrevista a Tiempo en la que derrumbó algunos preconceptos en torno a la figura del Mahatma y explicó los avances sociales logrados en la India a partir de su filosofía. "Gandhi no es sólo paz y no violencia", lanzó Bathia en el comienzo de la charla, consciente de que estaba proponiendo una mirada al menos provocadora sobre el líder indio asesinado hace 71 años. –¿A qué se refiere concretamente cuando asegura que, en realidad, Gandhi es mucho más que el mensaje pacifista que todos conocemos?
«En un país con 1300 millones de habitantes, el 60% vive en áreas rurales.»
–Como usted dice, todo el mundo conoce a Gandhi por su compromiso con la no violencia, pero ignoran o no entienden que él también hablaba de sanidad, inclusión y autodeterminación económica, entre otros conceptos. En la actualidad, la India tiene varios programas sociales que se inspiran en esta filosofía de Gandhi. Por ejemplo, en un país con una población de 1300 millones de habitantes, en la que casi el 60% vive en áreas rurales, hemos construido más de 110 millones de baños para los pobres que no tenían acceso a ellos, especialmente para las mujeres que debían ir a lugares abiertos en medio del campo. Otra medida de inclusión fue la apertura de más de 330 millones de cuentas bancarias para que la gente pudiera recibir sus subsidios en forma directa y sin intermediarios ni corrupción. El gobierno de Modi (Narendra, primer ministro de la India) hizo mucho para levantar el nivel de vida de los pobres. –Acaba de hacer mención a las mujeres, ¿cuál es su situación en la sociedad india? –Como ocurre en todo el mundo, en la India también hay una reivindicación de la igualdad de género. En las elecciones municipales y locales, tenemos un cupo del 33% de los cargos que deben ser ocupados por mujeres. Sabemos que sin ellas no se puede crecer. Son mucho más que una madre o una hija. Las mujeres son veneradas en el sistema hindú: tenemos bastantes dioses, como todos saben, pero a diferencia de otras culturas muchos de ellos son mujeres. La mujer tiene un sitio especial en la vida hindú, pero la lucha continúa por supuesto. –En el libro Gandhi, perspectivas latinoamericanas, editado por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), usted destaca que el mensaje del Mahatma sigue vigente enun mundo de crecientes enfrentamientos. ¿Por qué cree que esos preceptos no pueden materializarse en una solución concreta al conflicto entre India y Pakistán?
«Pakistán no puede mandar terroristas y hablar de paz al mismo tiempo.»
–Es un tema muy complejo. Nosotros queremos hablar pero no podemos hacerlo con un país que utiliza el terrorismo para atacarnos no sólo en Cachemira, sino en todo el territorio. India es el país más afectado por el terrorismo. La comunidad internacional hoy tiene más conciencia de esta situación y quizás Pakistán lo entienda y tome acciones concretas. La India no tiene ninguna guerra contra Pakistán, sólo asegura su frontera. No pueden mandarnos terroristas y hablar de la paz al mismo tiempo. –Acaba de llegar a la Argentina, un país que observa a la India (al igual que a China) como un codiciado mercado para aumentar exportaciones. ¿Lo ve posible? –En este momento visita la Argentina una delegación de más de 20 empresas indias. La relación económica entre ambos países está creciendo desde hace más de diez años. En 2016 el comercio bilateral era de 3000 millones de dólares y aunque en los últimos dos años bajó a más de 2500 millones, sigue siendo importante. Hay que tener en cuenta que el 80% de esa cifra representa exportaciones de la Argentina a la India. La balanza comercial está netamente a favor de ustedes (sonríe). Un tal Alfredo, de 10 años Había una vez un argentino que se hizo lector de Mahatma Gandhi a los 10 años. El chico estaba en una tradicional librería de la Avenida de Mayo, espiando interminables pilas de libros y revistas, cuando descubrió Autobiografía, la historia de mis experimentos con la verdad. El libro de Gandhi impactó a aquel pibe que luego se convertiría en un férreo defensor de la no violencia y de los Derechos Humanos. Marcó a fuego al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, según contó el embajador Dinesh Bhatia durante el acto por el 150° aniversario del nacimiento del líder indio. Nota publicada en el Diario Tiempo Argentino