La reconocida artista japonesa Yayoi Kusama publicó un poema dedicado a la pandemia del coronavirus, dirigido al mundo entero, en el que pide que el Covid-19 "desaparezca de esta tierra". La artista de 91 años, célebre por su obsesión por los lunares de colores y las calabazas gigantes, compartió sus palabras a través de la página web de la galería Victoria Miró.
..."Yo digo que desaparezca de esta tierra. Lucharemos contra este terrible monstruo".
"Hoy, con el mundo enfrentado al Covid-19, siento la necesidad de dirigirme a él con este mensaje", dice la artista cuyas exposiciones para el 2020 - en el Museo Hirshhorn de Washington D.C. y en el Jardín Botánico de Nueva York - debieron ser suspendidas. "Es hora de buscar un himno de amor para nuestras almas”, señala. “En medio de esta amenaza histórica, un breve estallido de luz apunta al futuro", reza otro fragmento del texto. "Ha llegado el momento de luchar y superar nuestra infelicidad.
Las presentaciones de la artista japonesa en Nueva York debieron ser suspendidas por la emergencia del Covid-19.
“Al Covid-19 que se interpone en nuestro camino, yo digo que desaparezca de esta tierra. Lucharemos contra este terrible monstruo", añade en otro tramo. La artista japonesa concluye su mensaje expresando su gratitud a los que trabajan en la primera línea contra el virus: "Mi profunda gratitud a todos los que ya están luchando". En la obra de esta artista japonesa es recurrente la idea de la interconexión de todos los seres vivos, y la idea de que cada uno de nosotros somos una sola persona en un vasto e interconectado universo. Kusama (Matsumoto, 1929) sufre alucinaciones desde los 10 años -que han sido la fuente de inspiración de sus creaciones- y está recluida desde 1977 en una clínica psiquiátrica por propia voluntad. Los comienzos de Kusama en el arte, en los años 40, estuvieron marcados por un poético conjunto de obras semi-abstractas en papel, luego de las cuales creó la célebre serie "Infinity Net" (Red Infinita) a fines de los 50. Su traslado a Nueva York en 1957, donde conoció a Donald Judd, Andy Warhol, Claes Oldenburg y Joseph Cornell, marcó un hito en su carrera artística. Fue en esa ciudad donde a través de performances y happenings ganó reconocimiento y notoriedad en la escena cultural internacional.