Las trece estaciones de Mishima

A medio siglo de su suicidio, seguramente se multiplicarán las reseñas sobre el escritor más importante de la literatura japonesa de posguerra. A manera de homenaje, Llibres rescata el "vía crucis literario" que ofrece su museo, a orillas del lago Yamanak
Redacción Llibres - 2020-07-05
Más allá de la lectura de su obra, el Museo Literario de Yukio Mishima, ubicado en el interior del Bosque Yamanakako, quizás sea el máximo exponente de las cartas, manuscritos, fotografías y otros documentos del reconocido escritor japonés. 

A manera de un virtual vía crucis, en este caso literario, el museo recrea la biografía de Mishima a través de trece estaciones, que se detallan a continuación:
 
ESTACIÓN 1: Kimitake Hiraoka nació y murió en Tokio, en 1925 lo primero y en 1970 lo segundo. Adoptó el seudónimo de Yukio Mishima (Kimitake significa "joven guerrero").

ESTACIÓN 2: Su abuela se encargó de él desde muy niño y sembró los principios de defensa del Japón tradicional, del Emperador como símbolo de la identidad nacional, ser un cultor de las tradiciones samurai. Su formación estuvo envuelta por los aromas de la literatura y del kabuki, cultivados por su abuela, una mujer fuerte y trastornada.

ESTACIÓN 3: Su padre le prohibió que hiciera literatura en la juventud. Se graduó en Leyes Alemanas y trabajó en el Ministerio de Finanzas. Burócrata de día, escritor de noche: enfermó y su padre autorizó que se dedicara a escribir.
Cuando murió, Mishima tenía atado a la cabeza un pañuelo con una frase que fue muy común en la II Guerra mundial: "Aunque muera siete veces viviré por mi país".
ESTACIÓN 4: Fue propuesto tres veces para premio Nobel de Literatura. Sin embargo, se lo dieron a su compatriota Yasunari Kawabata, quien fue el mentor de los primeros pasos literarios de Mishima. Hay quien dice que Mishima propuso que el galardonado fuera su mentor. De él dijo el galardonado Kawabata: "No comprendo cómo me han dado el premio Nobel a mí existiendo Mishima. Un genio literario como el suyo lo produce la humanidad sólo cada dos o tres siglos. Tiene un don casi milagroso para las palabras". 

ESTACIÓN 5: Quiso ser piloto de la Fuerza Aérea pero no fue aceptado por un diagnóstico de tuberculosis. Que le impidieran defender a su país como un soldado más provocó en Yukio Mishima una frustración que le acompañó el resto de su vida. Ciertamente fue un niño frágil. Se convirtió en un hombre disciplinado para la literatura y, luego, también para la actividad física. Una tercera parte de su vida (15 años, sin que haya faltado una vez) hizo tres sesiones semanales de entrenamientos con pesas y era experto en kendo.

ESTACIÓN 6: Pudo haberse casado con Michiko Shoda y no lo hizo. La señora Michiko luego se casó con el emperador Akihito y es la actual emperatriz del Japón. Finalmente se casó con Yoko Sugiyama en 1958. En los tres años siguientes la pareja tuvo una hija y un hijo.

ESTACIÓN 7: Yukio Mishima publicó su primer libro a los 14 años y luego vinieron 40 novelas, 18 obras de teatro, 20 libros de relatos y por menos 20 libros de ensayos. También el libreto para un película. Eso puesto en el calendario refleja que escribió al menos 3 libros cada año. Las obras indispensables son: El bosque en todo su esplendor, Confesiones de una máscara, El sonido de las olas, Sol y acero, El mar de la fertilidad: una tetralogía compuesta por Nieve de primavera; Caballos desbocados; El templo del alba; y, La corrupción de un ángel. Este último libro Mishima lo envió a la editorial el mismo día que practicó la ceremonia del seppuku y se publicó luego de su muerte.

ESTACIÓN 8: Siguiendo la tradición japonesa, quien ha decidido practicar la ceremonia del seppuku debe escribir un poema sobre su cercana muerte. El siguiente es el escrito por Mishima:

El hombre embravecido pronto al rumor del desenvaine
¿Cuánto ha soportado hasta ésta, la primera helada?
Aún, frente a quienes se agolpen despreciando el marchitar de la flor
Ésta, si un día ha de marchitar es porqué ¡bien flor ha sido!
y solo por su dignidad volará al tenue viento vespertino

Poema de muerte de Yukio Mishima
En occidente se considera que la muerte es el opuesto a la vida. En Japón, todo es complementario, el yin y el yan hablan de dos partes que forman un todo equilibrado.
ESTACIÓN 9: En 1968, junto con unos amigos, fundó la llamada Sociedad de los Escudos. Era una organización independiente, de carácter militar que recibió apoyo de las Fuerzas de Autodefensa del Japón en su preparación. Era grupo poco numeroso que quería actuar para enfrentar la que consideraban una posición débil de las instituciones imperiales y tenían la intención de restaurar la supremacía de la Casa Imperial. Para lograrlo, eran sumisos al Bushido, el código de honor de los samurai.

ESTACIÓN 10: Defendía la tradición del Japón porque no entendía cómo su país podía occidentalizarse tanto y tan rápidamente. Tenía una posición muy crítica sobre todo con las instituciones políticas, a las que acusaba de no tener firmeza frente a la invasión cultural de occidente y de opacar su país que tenía tradiciones tan sabias y milenarias.

ESTACIÓN 11: El 25 de noviembre de 1970, con sus amigos de la Sociedad de los Escudos, se tomó la oficina del jefe del Comando Oriental de las Fuerzas de Autodefensas de Japón, donde se atrincheró. Desde una terraza cercana arengó a las fuerzas de ese recinto militar para provocar un golpe de Estado que reivindique la condición de liderazgo único de la Casa Imperial, por sobre los poderes políticos impuestos por el general estadounidense Douglas MacArthur. Los soldados del Comando se burlaron de los cinco desconocidos que querían tumbar el sistema gubernamental japonés. No es lógico que Mishima hubiera pensado que su asonada iba a tener éxito. Era un escenario preciso, creado por él, para realizar el ritual del seppuku. Un militante más de la Sociedad de los Escudos practicó el seppuku y el resto fueron juzgados de acuerdo a las leyes japonesas (Mishima dejó instrucciones para que parte de su fortuna se use en la defensa de sus compañeros de armas).

ESTACIÓN 12: En occidente se considera que la muerte es el opuesto a la vida. En Japón, todo es complementario, el yin y el yan hablan de dos partes que forman un todo equilibrado. De manera que la muerte es el complemento de la vida. La gente no se aferra con tanta desaforada angustia a su vida porque sabe que morirse no pone fin a su camino. Mishima creía firmemente en los rituales de la vida y la muerte, en la purificación del alma y en la transmigración (el alma que pasa de un cuerpo a otro). No hay en su historia muestras de "fascinación por la muerte", que no sea el reconocimiento racional y dogmático de la vida y la muerte como existencias complementarias. Difícilmente una persona formada en la cultura occidental puede entender este concepto.

ESTACIÓN 13: Cuando murió, Mishima tenía atado a la cabeza un pañuelo con una frase que fue muy común en la II Guerra mundial: "Aunque muera siete veces viviré por mi país".