La práctica, el estudio y la difusión en Argentina del wushu, el tradicional arte marcial chino, tiene cada vez más adeptos y se ha convertido en un atractivo puente que une ambas culturas. Desde hace casi 14 años, la nación sudamericana cuenta con el Club Argentino de Wushu (CAWS), cuya fundadora y maestra, Chen Min, destacó que la disciplina se originó en China en la antigüedad y fusiona el espíritu tradicional de las artes marciales chinas. La entidad cuenta con casi 300 alumnos de todas las edades, aficionados que se dan cita en las dos sedes que el CAWS tiene en Argentina, una en la ciudad de Buenos Aires, y otra en la ciudad de Rafaela, provincia de Santa Fe, para aprender y practicar la actividad. "La escuela fue fundada en 2008, el año de los Juegos Olímpicos de Beijing y está próxima a cumplir 14 años de historia", resaltó Chen.
El sanshou comprende la parte combativa y agrupa las principales técnicas.
La experta subrayó que niños, jóvenes y adultos se han interesado en la práctica del wushu a pesar de las restricciones de los últimos dos años derivadas de la pandemia del nuevo coronavirus. "Después de casi dos años de pandemia, de a poco por fin volvimos a las clases presenciales", celebró. Durante la etapa de aislamiento y restricciones por la pandemia, el CAWS comenzó a difundir su actividad en redes sociales, donde cuenta con más de medio millón de seguidores que disfrutan de programas de enseñanza y videos tutoriales. "Como ocurrió con todas las escuelas, fue difícil la pandemia, tuvimos que cerrar casi dos años. Ahora hay clases presenciales y también alumnos que se suman de manera virtual desde todo el mundo", afirmó Chen. La experta en la práctica explicó que el wushu moderno se divide en dos grandes grupos: el sanshou, que comprende la parte combativa y que agrupa las principales técnicas, y el taolu, que refiere a las formas o rutinas y es la disciplina que representa la parte artística y demostrativa de la disciplina. "En la parte de combate hay más contacto, utiliza las técnicas de las artes marciales tradicionales, mientras que en las rutinas son las formas básicas, intermedias y avanzadas, donde los practicantes pueden desarrollarse físicamente y también mentalmente", detalló Chen.
El taolu incluye las formas o rutinas y es la discipina que representa la parte artística.
La profesora de wushu resaltó el valor de dar a conocer y expandir cada vez más la disciplina en la región. "Para mí, enseñar o difundir esta disciplina en Argentina o en Latinoamérica es un puente muy importante entre ambas culturas", resumió la mujer. Chen sostuvo que "a muchos argentinos les gusta la cultura china. Entonces, la primera actividad a la que recurren es al arte marcial o el idioma". Detalló que "la enseñanza, sobre todo en niños, es muy importante, porque enseñamos posturas, disciplina, concentración, el desarrollo del cuerpo y a socializar". La profesora dijo que en el caso de los niños, la actividad les permite priorizar la actividad física y, a la vez, aprender la pronunciación de los nombres en chino de los movimientos, que se mantienen tal como en su origen. "Hace poco tiempo recibimos el reconocimiento de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, que declaró a la actividad de interés deportivo y social. Es un reconocimiento muy importante para la institución, para la escuela y también para la comunidad china, en el marco de una hermosa diversidad cultural que se vive en Buenos Aires y en Argentina", valoró.