A propósito de su más reciente novela, "Sed", la escritora belga-japonesa Amélie Nothomb ofreció una conferencia de prensa con medios de España y América Latina sobre esa ficción en la que reinterpreta la historia sagrada a partir de un soliloquio de Jesús cuando es condenado a muerte y su posterior crucifixión, y donde reimagina desde la poética del sufrimiento un nuevo testamento con una mirada humanista y luminosa en la que el cuerpo, como en muchos de sus libros, vuelve a ser protagonista omnipresente de la forma de mirar el mundo y relacionarse con los otros. "El auténtico sufrimiento lleva a las auténticas preguntas", dice la prolífica escritora nacida en Kobe (Japón) en 1967, durante una rueda de prensa que se realiza de forma presencial en Barcelona y se transmite de manera virtual con medios de América Latina. Vestida de negro como en todas sus apariciones públicas -imposible no reconocerla, su rostro es portada de todos sus libros-, la narradora se atreve en esta brevísima novela a escribir sobre aquello que le inquietaba desde sus 3 años, cuando su papá le habló de ese personaje bíblico y "al momento me di cuenta que era un superhéroe": Jesús. Bueno, en realidad, si como novelista "es una mentirosa honesta", como dijo alguna vez, más que la historia de Jesús la inquietaba "la historia de la cruz" y la historia de la cruz es la del sufrimiento. "Lo único que sabemos es que Jesús existió, lo que no se sabe es si fue hijo de Dios. A mí me parece más interesante pensar en él no como hijo de Dios porque entonces es una persona como cualquiera de nosotros que un buen día decidió ser Jesús, es decir, decidió estar disponible para los demás cosa que todos podemos hacer pero que es invivible".
"La primera parte de escritura fue muy dura, quizá la más dura de todas mis novelas. Cada mañana cuando me levantaba decía ´ahora tienes que volver a subir a la cruz´".
Ella eligió su propia versión de Jesús, una versión muy humana, la del sufrimiento, la del dolor de la carne, el Jesús que encuentra en beber agua el mayor de los placeres; y por eso, y a pesar de algún que otro revuelo crítico que despertó el libro entre los creyentes, "no es un libro religioso", sostiene con tranquila convicción la autora que nació en el seno de una familia belga tradicional y católica, hija de un padre diplomático, por lo que pasó su infancia y adolescencia en Extremo Oriente. "A mí me gusta pensar a Jesús como alguien cualquiera, como si nosotros pudiéramos vivir la misma vida pero por supuesto cambiando algunos detalles. Lo más difícil es la presencia, siempre es muy difícil estar aquí y ahora, estamos pensando en la cena, en qué falta. Lo difícil es estar presente y eso es lo más espiritual que podemos hacer", revela. Editada por Anagrama, "Sed", que llegará a las librerías del país en marzo, engrosa la biblioteca de Amélie Nothomb. Puede que esté entre sus mejores textos -publica un libro por año de los muchos que escribe en esos meses, es decir, que tiene más de 25 libros porque el primero se publicó en 1992-, ella, en todo caso, se siente satisfecha porque es una novela que lleva "50 años de premeditación": "A los 3 años no sabía que sería escritora pero cuando empecé a escribir me di cuenta que necesitaba escribir sobre Jesús pero que necesitaría todo un camino, adquirir músculos, y que necesitaba escribir muchas novelas. En 2018, en París, pensé: ¡ostras! mira tu edad, estás empezando a envejecer, sé que no estás lista para escribir este libro pero tirate a la piscina porque va a ser demasiado tarde". Y Nothomb sí que se zambulló para reinterpretar la imagen canonizada de Jesús postulando, en cambio, un Jesús tan sensible como terrenal. Como un soliloquio, el texto comienza con el juicio de Pilatos, relata la noche en la celda previa a la crucifixión en la que Jesús habla sobre su vida, su amor a María Magdalena, sus discípulos, su padre divino y su mayor deseo, la sed. En apenas 70 páginas, la autora relata también la crucifixión, la muerte y la resurrección. "La primera parte de escritura fue muy dura, quizá la más dura de todas mis novelas. Cada mañana cuando me levantaba decía ´ahora tienes que volver a subir a la cruz´". Este Jesús en primera persona encuentra tres situaciones radicales de la existencia: la sed, el amor y la muerte. Sobre cada una de estas palabras, Nothomb a través de su personaje construye un relato filosófico y cercano con toques de humor desde la experiencia de la presencia, en la medida que la presencia puede leerse como carne. Dice Jesús en "Sed": "No se trata exactamente de la piel, es justo debajo. Ahí es donde reside la omnipotencia".
"A mí me parece más interesante pensar en él no como hijo de Dios porque entonces es una persona como cualquiera de nosotros que un buen día decidió ser Jesús".
Para la autora de "Estupor y temblores" y "La nostalgia feliz", "escribir sobre el sufrimiento es experimentarlo en parte pero no todo. Jesús sabe que esto no sirve a nadie, que este dolor se va a utilizar, va hacer daño a la humanidad de alguna manera. Él somete a su cuerpo a esta cosa tan horrible sabe que es un error y que esto no va a llevar a la causa que él ha querido defender". Por otro lado, en la novela, cuenta Nothomb, que lo que subraya "son la paradojas de la versión canónica de los evangelios, donde dice ´amaros los unos a los otros´ o ´amad a tu prójimo como te amas a tu mismo´ pero Jesús acepta ser crucificado y este es el mayor sufrimiento que puede padecer una persona, por lo que quien acepta esto es una persona que no se quiere. Hay una paradoja con las frases del evangelio. Lo de amad al prójimo es la frase que me puso enferma cuando leía los evangelios a los doce años y descubrí el problema porque Jesús se ofrece al sufrimiento y la iglesia lo glorifica. Y yo me pregunto por qué la iglesia glorifica el sufrimiento, por qué ve una redención. Ahí ´Sed´ comienza a encontrar un principio de respuesta". En la medida que no es un libro religioso, tampoco hay injuria. Así lo dice: "No hay blasfemia, es una novela sobre una persona que acepta un dolor infame. Mi reto era cómo explicar este misterio porque esa es la única manera de poder escribir y entender una situación". Escribir para Nothomb es una forma de entender, como dice recordando a la británica Virginia Woolf: "Escribí Sed y al final me pregunté si tenía que seguir escribiendo después de una crucifixión. Creo que es importante seguir haciéndolo", dice sobre este libro que recuerda como el último que pudo leer su padre antes de morir y que le ayudó a aceptar su defunción y posteriormente escribir sobre esa pérdida. Apasionada con la historia sagrada que ha sido más representada en el terreno de las artes visuales que en el de la literatura -la autora recordó la obra de Saramago "El evangelio según Jesucristo"-, admiradora de la figura de Jesús como emblema del servicio y "canto a la humanidad", Nothomb agrega que lo que la sorprende "es que en la historia de Jesús él acepta esta crucifixión para salvarnos, es lo que llamamos la redención. Si se sacrifica y hay este dolor nosotros nos estaremos salvados pero él sabía que no iba a ser así y esto va de mal en peor... xenofobia, racismo y todo va muy mal. El tema de Jesús está candente ¿por qué Jesús nos salvará si todo va peor o es que no hemos entendido nada? Tampoco puedo decir que después de leer ´Sed´ todo se arreglará después. Las cosas seguirán iguales pero sí que habré aportado mi visión de Jesús y por lo menos a mi esto me ayuda vivir y eso quizá ayude a vivir a más gente".