En Paraíso el lector es testigo de la belleza de las formas del autor desde las primeras líneas. En ellas presenta al protagonista, el niño Yusuf, cuyos ojos y vida tomaremos prestados en esos años que van de la niñez a la etapa adulta y que son los que ocupan la primera novela publicada en nuestro país tras la obtención del Premio Nobel de su autor. A los doce años, Yusuf es enviado con su tío, que en realidad no es tal, ya que el padre de Yusuf se endeuda y lo entrega como pago al comercial Aziz. Yusuf se traslada a su nuevo lugar de residencia y el lector comienza a ver África, ese lugar que según lo describan pasa de paraíso a infierno.
Abdulrazak Gurnah nació en Zanzíbar, Tanzania, en 1948, pero reside en Gran Bretaña desde hace más de medio siglo.
La novela se ambienta antes de la Primera Guerra Mundial y representa un continente hermoso, de una belleza a veces sobrecogedora, en el que las leyendas, los musulmanes, misioneros e indios coexisten. Y frente a esa belleza, el contraste de la guerra, una ruta comercial que sale mal y un lugar cuya crueldad hace pensar al protagonista que el verdadero paraíso es un jardín que cuidaba antes de partir con Aziz. Al igual que Yusuf, África cambia y el colonialismo hace acto de presencia con la llegada de los europeos, más concretamente soldados alemanes, de quienes se dice que no buscan el comercio sino la tierra, y con ella todo lo que contiene.
Gurnah ha sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2021 por su "conmovedora descripción de los efectos del colonialismo y la historia de los refugiados en el abismo entre culturas y continentes".
Mientras, el lector se sigue preguntando cuál es el paraíso al que alude el título de la novela cuando, probablemente, lo ha tenido delante desde las primeras páginas: Yusuf. El niño que descubre su propio continente, que busca en él su lugar, deteniéndose en la belleza de la vegetación o de las nieves y trasladando al lector con él por un paisaje lleno de peligros. Un niño vendido, esclavo de quien dice no comerciar con esclavos en un lugar en el que las formas de esclavitud se multiplican para acabar hablando de ofertas de libertad. Y un niño cuya belleza, como la del continente, no deja a nadie indiferente: desde el capataz hasta la esposa de Aziz. Porque el sexo atraviesa la novela como lo hace con las vidas y forma parte del aprendizaje de este niño que comenzaba viajando y soñando y termina, ya maduro, dando un paso hacia el futuro. Un futuro que tiene la mala costumbre de no ser como nos gustaría.