La diferencia entre “serie” y “telenovela” es peligrosa, ya que ambos géneros no tienen límites diferenciados. Sin embargo, en la serie de Netflix “La luz de la noche”, la trama principal y las secundarias, la insistencia en ciertos recursos estéticos (el beso, el pase de un rostro a un ramo de flores, la música de telo, etcétera) hacen de esta producción taiwanesa una maravillosa y entretenida telenovela que presenta un giro inesperado. La trama principal es un triángulo amoroso entre dos “mamasans” (regentas de clubes de tragos con trabajo sexual declarado y/o encubierto), en el que Sue y Rose (nombres ficticios en el nuevo latín mundial, el inglés) se enamoran del mismo hombre: un guionista de exitosas series televisivas, por lo que pronto surge en la tira un asesinato.
La trama principal y las secundarias, la insistencia en ciertos recursos estéticos hacen de esta producción una
entretenida telenovela que presenta un giro inesperado.
Pero a no apurar conjeturas. Esta trama triádica se inserta en otras y tiene dos particularidades. En primer lugar, el bar “La luz de la noche” es de estilo japonés y funciona en Taipéi, toda una geopolítica del decorado, pero también de anhelos de esas mujeres que lo ven como una meca para escapar al trajín diario y nocturno en que se festejan los precios de las bebidas elegidas.
“La luz de la noche” es una interesante propuesta de Netflix para descubrir las nuevas producciones del mercado taiwanés.
Y, en segundo lugar, la identidad de la asesinada no es develada hasta muy avanzados los capítulos, por lo que trama y subtramas pueden ser los caminos que concluyen en el asesinato de quien siempre aparece anónima y, cuando todo parce indicar que se sabrá quién es, la trama se interrumpe. Esta telenovela tiene dos partes que hacen del “diferir” un recurso de suspenso que puede producir exceso de presencia frente a la pantalla. Mientras en la primera entrega lo deferido es la asesinada, en la segunda será el victimario/a. Todas las semanas se agrega un nuevo capítulo y se escuchan apuestas sobre quién blandió el arma homicida.