El servicio militar en Corea del Sur es obligatorio, de un “mínimo” de dos años y lo debe hacer todo varón entre los 18 y los 35 años. Tan obligatorio es que uno de los pocos casos de excepción que se conocen es el de su equipo de futbol, que en 2018 ganó la medalla de oro en los Juegos Asiáticos. En la serie “D.P. El cazadesertores” se muestra la brutalidad y las vejaciones a las que son sometidos los jóvenes coreanos, principalmente los de zonas pobres, en un sistema de casta interna a la fuerza. Trabajo sucio, ejercicios a destiempo, brutalidad a toda hora es el lenguaje que impera entre estos pibes, muchos de los cuales deciden desertar, pasar a una especie de clandestinidad al interior del propio país, ya que por ser de familias pobres no pueden abandonarlo. Muchos son los casos en que la deserción viene acompañada por una alarmante tasa de suicidios.
La producción coreana muestra la brutalidad y las vejaciones a la que son sometidos los jóvenes en el servicio militar.
“Cazar” desertores es una empresa que lleva adelante la brutal Policía Militar y, de ser necesario, el propio Ejército. En esta tarea ingrata aparece el humor, el drama y, nuevamente, la bestialidad de un país, un “tigre asiático”, que no cambia el guion matón-milico que en nuestro país se llevó al conscripto Carrasco.
En medio de la brutalidad militar, la "caza" de desertores se convierte en una suerte de empresa en sí misma.
Esta serie coreana, ofrecida por la plataforma Netflix, es parte ficción y parte testimonio de su director, Han Jung-Hee. El guion es estupendo, las actuaciones son increíbles y la fotografía, impecable, por lo que recibió múltiples premios internacionales y es recomendada por el prestigioso periódico inglés The Guardian.