La evolución del kimono, una prenda tradicional japonesa que tendió un puente entre Oriente y Occidente, es explorada en una muestra montada en el Museo Metropolitano de Nueva York. Al principio era una túnica en forma de T, de líneas rectas, que llegaba hasta los tobillos. Pero tuvo una interesante transformación entre los siglos XVIII Y XX hasta llegar a formar parte del tejido de varias sociedades contemporáneas. Ese es el eje de la exposición "Estilo Kimono: la colección de John C. Weber, que podrá visitarse hasta el 20 de febrero de 2023. La exposición incluye más de 60 kimonos, parte de donaciones de la Colección John C. Weber de Arte japonés, en parte de la colección del Instituto del Traje, además de grabados japoneses y objetos de arte decorativo. Está dividida en orden cronológico a lo largo de diez galerías.
"El kimono cambió la silueta occidental, dio libertad al cuerpo femenino".
"El kimono sigue siendo una prenda hoy en día, pero su historia cambió considerablemente", explicó la curadora de la muestra, Monika Bincsik. Agregó que "durante siglos ha sido como un lienzo sobre el que describir y documentar la historia de la mujer. Por el tipo de tejido, por el bordado y por los colores podía identificarse la clase social e incluso la edad. Los tonos más oscuros eran usados tradicionalmente por mujeres casadas y no muy jóvenes". "Para el mundo occidental y para los diseñadores, el kimono actuó como un catalizador para inspirar nuevos temas, diseños y cortes para dar más libertad al usuario, creando un espacio entre el cuerpo y la ropa", señaló BIncsik. No es casualidad que el kimono ayudara a liberar a la mujer de las constricciones del corsé. El punto de inflexión fue a principios del siglo XX, cuando el diseñador francés Paul Poiret diseñó un vestido usado en 1919 en la Ópera de París que, de hecho, rompió con los esquemas tradicionales.
No es casualidad que el kimono ayudara a liberar a la mujer de las constricciones del corsé.
Lo explica la también curadora Karen Van Godtsenhoven. "El kimono cambió la silueta occidental, dio libertad al cuerpo femenino. El vestido de Poiret (de la colección del Instituto del Traje, ndr) se hizo con unos cuatro metros y medio de tela en seda morada con un corte minimalista que recuerda la creación del kimono, utilizando una sola pieza de tela sin residuos y sólo con elementos rectangulares", detalló. Otros diseñadores bucearon entre las ideas japonesas, las francesas Callot Soeurs y Madeleine Vionnet, que cosían vestidos comenzando desde el hombro en lugar de dar forma a la tela siguiendo la línea del cuerpo. Inspirado en la tradición japonesa, Cristóbal Balenciaga hizo historia en la década de 1950, cuando decidió liberar a la mujer transformando la silueta, ensanchando los hombros, borrando la cintura y eliminando el corsé. En 1953 creó la chaqueta globo y en el '55 el vestido túnica. En exhibición en el Met está su "Evening wrap", de 1951. Van Godtsenhoven reiteró que el kimono representó un elemento de innovación también en el sentido contemporáneo gracias a un estilo que hoy se definiría como "género fluido", usado tanto por hombres como por mujeres.