"La literatura clásica china ayuda a entender la China actual"

La sinóloga española Alicia Relinque fue premiada en la Feria del Libro de Beijing, por su contribución a la edición y comprensión de los escritores chinos. Es una de las traductoras más reconocidas del mundo hispano. (Ver video)
Fuente: Radio Internacional de China - 2017-08-24
La reconocida sinóloga española Alicia Relinque recibió el premio "China Special Book Award" en el marco de la Feria del Libro de Beijing. La distinción reconoce las contribuciones de escritores y traductores extranjeros en la edición y comprensión de textos chinos. 

"La literatura clásica china nos sirve para entender el mundo de la China actual, al igual que el resto de literaturas clásicas nos ayudan al mismo fin", afirmó Relinque durante la conferencia de prensa que se celebró tras la entrega del premio.
  
"Estoy muy contenta. Me siento igual que si me hubieran dado el Óscar", afirmó una entusiasmada Relinque. "Amo este país y le estoy muy agradecida por todo lo que he me ha dado", añadió.
"Empecé a aprender chino cuando tenía 17 años por dos cuestiones: Bruce Lee y una profesora de literatura de mi instituto", recordó Relinque en la Feria del Libro de Beijing.
Zhang Kai, investigador del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias Sociales de China, elogió el trabajo de Relinque y destacó que "es un premio muy merecido, desde muy joven Relinque ha traducido varias obras chinas muy difíciles y con precisión y ha contribuido a la difusión de la cultura china en el mundo hispano".
 
Relinque es directora del Instituto Confucio de Granada, profesora de la Universidad de Granada y traductora de literatura china clásica. Cuenta en su haber con varias obras entre las que destacan "El Pabellón de las Peonías", del dramaturgo Tang Xianzu y "El ciruelo en el vaso de oro", de Jin Ping Mei.

La sinóloga española se congratuló por el buen momento que vive el estudio del chino en España, con departamentos de mandarín en universidades españolas y ocho Institutos Confucio a lo largo de todo el país. 

Relinque, que empezó a estudiar chino hace más de 40 años, recordó cuando nació su pasión por el mandarín. "Empecé a aprender chino cuando tenía 17 años por dos cuestiones: Bruce Lee y una profesora de literatura de mi instituto", mencionó.
"El chino es mi pasión, mi modo de vivir. Muchas veces digo que si me gustara el juego, sería una ludópata, o si me drogase, sería la que más lo hiciera, pero opté por el chino", destacó.
"Me encantan las películas de kung-fu, son fantásticas. La otra razón es porque tenía una profesora de mi instituto que me gustaba mucho, pero era muy seria y estricta. Nunca sonreía", explicó. Pero tras unas vacaciones, esa profesora tardó un día más en incorporarse, situación que extrañó a todo el mundo.

"Cuando volvió a clase, lo hizo con una enorme sonrisa. Estaba entusiasmada porque había ido a China y le había encantado. Esa profesora estricta, que nunca perdía un minuto en cuestiones que no fueran estrictamente escolares, de pronto se pasó toda la clase hablando de China. Y yo pensé para mí, tengo que visitar ese país. Y ahí comenzó mi historia de amor con el chino. Una historia que todavía dura" , manifestó.

Aunque empezó a estudiar chino en España, al poco tiempo decidió ir a Francia, donde se matriculó en la Universidad París 7. Posteriormente, logró cumplir su sueño y vivir en China, donde estuvo de 1985 a 1989. "Desde esa fecha, todos los años he vuelto a China una vez al año", indicó.

Ella, que es una de las traductoras más reconocidas en el panorama hispano, admitió que no se puede ganar la vida con la traducción literaria. "Los encargos son pocos y el chino es muy difícil. Por eso muchas editoriales prefieren traducir obras de autores en chino del inglés o francés, que es más barato, pero es una traducción que pierde mucho", se lamentó.

Relinque describió la dureza de ser traductor con su propia experiencia personal. "Cuando traduje Jin Ping Mei ("El ciruelo en el vaso de oro") le dediqué casi seis años, los tres últimos casi a tiempo completo. Me levantaba a las 5:45 y me ponía a trabajar. Apenas comía y me retiraba a medianoche. Así, día tras día. Año tras año, en los cuales solo descansé del 23 al 25 de diciembre de cada año para ir a ver a mi madre", recordó. 

"Pero para mí no fue un gran esfuerzo. El chino es mi pasión, mi modo de vivir. Muchas veces digo que si me gustara el juego, sería una ludópata, o si me drogase, sería la que más lo hiciera, pero opté por el chino", resaltó.