El premio Nobel turco Orhan Pamuk presentó en Nueva York su nueva obra, "The red-haired woman" (La mujer pelirroja), una "novela de ideas" donde subyace la política y reinterpreta mitos de Oriente y Occidente. "Tuve la historia conmigo más de veinte años, la razón por la cual empecé a escribirla hace tres años fue esencialmente porque Turquía se volvía crecientemente autoritaria", dijo en el acto celebrado en un auditorio de la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia. "Es un dilema para mucha personas, aunque no para mí, el por qué la gente continua votando por líderes, por partidos, por instituciones que se vuelven cada vez autoritarias y crueles", agregó.
"Tuve la historia conmigo más de veinte años, la razón por la cual empecé a escribirla hace tres años fue esencialmente porque Turquía se volvía crecientemente autoritaria".
Para el autor, la literatura y los clásicos ofrecen explicaciones sobre el presente. "Mi libro es político, pero no se entienden los más recientes sucesos políticos con otros sucesos políticos, sino quizás leyéndolos de manera literaria, comparándolos con literatura se entendería más. La literatura ayuda a comprender a la política", dijo. En la trama de esta novela, base en la relación entre un excavador de pozos y su aprendiz, el autor reflexiona sobre distintas formas de paternidad, incluida la autoritaria, y se inspira en el cruce de tradiciones y sus mitos que observa en su país.
"Es un dilema para mucha personas, aunque no para mí, el por qué la gente continua votando por líderes, por partidos, por instituciones que se vuelven cada vez autoritarias y crueles".
En la presentación, a la que asistieron centenares de personas, Pamuk explicó que confrontó por un lado un episodio de "Shahnameh" del poeta persa Ferdousí, en el cual el padre mata al hijo, y por otro "Edipo rey" de Sófocles, donde ocurre lo inverso. Para él, al igual que en Turquía, la historia puede inclinarse por una solución o la otra, una muerte u otra, Oriente u Occidente. "La vida sigue al mito", dice uno de lo personajes de la novela, y, según Pamuk el misterio es saber cuál de los dos mitos tendrá la última palabra. En todo caso, él declaró que permanecería en Turquía. "Quiero a Turquía por mi deseo de quererla, por el tiempo que le brindé al lugar, el mucho tiempo que me tomó entenderla, pertenecer, ser parte de ella, y también luchar con ella, pelear con ella, criticarla, todo el tiempo", dijo.