Decenas de millones de hindúes participan en el Kumbh Mela, el festival religioso que congrega más fieles en el mundo, para realizar sus abluciones en los ríos sagrados del norte India. Los organizadores prevén la asistencia de casi 100 millones de creyentes en esta celebración de 48 días en Allahabad, una ciudad del norte del país que los nacionalistas hindúes quieren bautizar como Prayagraj porque estiman que el nombre suena demasiado musulmán. En ella convergen el Ganges y el Yamuna y, según la religión hindú, el mítico río Sarasvati. Para alojar a esta marea humana, sobre todo en los días considerados de buen augurio debido a las abluciones colectivas en los llamados "baños reales", se han levantado campamentos a orillas de los ríos. Una auténtica ciudad de tiendas de campaña animada por restaurantes y mercados. El festival transcurre entre mantras, rituales y procesiones de ascetas desnudos cubiertos de ceniza. Para los hindúes sumergirse en las aguas durante esta congregación permite purificar los pecados. "Esta peregrinación me aporta paz y es una ocasión para reflexionar sobre mi vida", dijo Sangeeta Gangotri, quien recorrió más de 600 kilómetros desde el centro de India para viajar a Allahabad.
Se celebra cada tres años por turnos en cuatro ciudades: Allahabad, Haridwar, Nashik y Ujjain.
El Kumbh Mela ("festival de la jarra" en hindi) se celebra cada tres años por turnos en cuatro ciudades: Allahabad, Haridwar, Nashik y Ujjain. Las dos primeras también acogen los Kumbh Mela intermedios ("ardh"), como el de 2019. "La gente, sobre todo en las ciudades, se vuelve cada vez más religiosa porque el modo de vida occidental que seguían no les llevaba a ninguna parte", estima Ganeshanand Bharamachari, un peregrino de 78 años que hace lo posible por no perderse los Kumbh Mela.
En los días considerados de buen augurio debido a las abluciones colectivas en los llamados "baños reales", se levantan campamentos a orillas de los ríos.
El gobierno del estado de Uttar Pradesh, controlado por los nacionalistas hindúes del primer ministro Narendra Modi y dirigido por un clérigo radical, promocionó ampliamente el evento, a pocos meses de las elecciones legislativas de abril y mayo. Las autoridades desplegaron a casi 30.000 miembros de las fuerzas de seguridad con motivo del Kumbh Mela, un festival incluido en 2017 por la UNESCO en la lista del patrimonio inmaterial cultural.