Viaje a los misterios y tesoros de Guizhou

La provincia del sur de China abre sus puertas al exterior y llega a la Argentina para crear una nueva Ruta de la Seda. La cita para descubrirla es el viernes 5 en el Centro Cultural Borges.
Gustavo NG - 2019-03-31
Sobre la superficie crecen imparables las plantas subtropicales. Debajo, palpitan los metales preciosos. Llueve siempre. Y el agua se desliza, sobre las piedras, en cataratas mágicas y blancas, en arroyos. No hay solo metro cuadrado plano y horizontal en la provincia de Guizhou.

“Esta es un provincia de parques”, dijo el presidente Xi Jinping en el lugar, mientras observaba los pájaros que parecían proliferar a su vista.

Las selvas se han abierto aquí y allá, en el pasar de los siglos y en los claros surgieron templos, aldeas, cultivos.

En las afueras de la ciudad de Guiyang está el parque Qianling. En su corazón vive una montaña, y en la montaña se encuentran, silenciosos y aromados por los inciensos eternos, antiguos templos.

La provincia, en el sudoeste de China, está orgullosa de su té, de su licor Maotai, uno de los más desafiantes del mundo, y de la salsa picante Lao GanMa, no menos impetuosa.

Es una provincia que tiene el tamaño de Uruguay y la población de Argentina. Y de esa población, más de un tercio está compuesto por etnias.
Guizhou, que a propósito, significa distrito precioso, es un tesoro rebosante de gemas creadas por la Naturaleza y por el hombre.
Por lo menos 17 etnias han sabido convivir en armonía con la Naturaleza y entre ellas, y tenazmente han sido fieles a su modo de vivir, cultivando en las laderas de las montañas, viviendo en aldeas de las noches de los tiempos. De todas las aldeas tradicionales de China, 426 están en Guizhou.

La diversidad de la Naturaleza en esta provincia que ha sido a la vez rica y subdesarrollada, es prodigiosa; no lo es menos la paleta de sociedades humanas. Cada una con una lengua, unas fiestas, una forma de comer, de vestirse y tratar con los dioses propios; una forma propia de construir las familias y las casas.

Guizhou, que a propósito, significa distrito precioso, es un tesoro rebosante de gemas creadas por la Naturaleza y por el hombre.
 
En este momento Guizhou decidió hacer una fuerte conexión de sus riquezas con la economía nacional e internacional en la que está inserta. Desde 2016 está empeñada en un experimento piloto de economía abierta, que consiste en insertarse de la Nueva Ruta de la Seda para comerciar con los Estados Unidos, Alemania, Suiza, Corea del Sur, Taiwan y Hong Kong.

El ensayo es parte de un rápido crecimiento de Guizhou y se articula con el plan de convertir la provincia en un big data hub, atrayendo gigantes internacionales de internet como Qualcomm, Huawei, Tencent, Alibaba y Apple.

Era necesario modernizarse para bajar la pobreza de la provincia. Y moverse hacia adelante en China no es alcanzar el presente, sino proyectarse al futuro, y así crearlo y materializarlo.

El futuro que está creando Guizhou tiene una dinámica economía sin fronteras y la vida con el entorno natural es armónica.
Es una provincia que tiene el tamaño de Uruguay y la población de Argentina. Y de esa población, más de un tercio está compuesto por etnias.
Como en el caso de las comunicaciones avanzadas, esta provincia que cuenta con la mayor biodiversidad de toda China, se ha ofrecido para convertirse en una de las Zonas de Ecocivilización de China (para el 2020 se habrán restringido las áreas rurales y urbanas, se habrán optimizado los sistema de eliminación de basura y aguas residuales y la cobertura forestal se ampliará).

La apertura de Guizhou la trajo hasta Argentina. Los chinos no actúan sin percibir los significados de lo que hacen. Su proyección los trajo al lugar del Planeta Tierra más lejano posible desde China.

Quieren que los argentinos vayamos. Quieren seguir viniendo. Quieren que intercambiemos, no de modo esporádico, manoteando posibilidades, sino en una relación. Para eso, el viernes 5 van a mostrar lo que tienen, (desde las 14, en el Centro Cultural Borges, en San Martín y Viamonte, CABA) con música, ceremonia del té, videos, firmas de convenios y muestras del patrimonio intangible de las etnias. Como si todo esto fuera poco, también van a mostrar adónde quieren llegar.