Karl Lagerfeld dijo una vez que "nadie tiene ganas de ver a mujeres gordas en la pasarela", pero en Nigeria los diseñadores opinan diferente. En la apertura de la Semana de la Moda de Lagos, cinco diseñadores presentaron colecciones para modelos de talles grandes. "Todo el mundo tiene derecho a tener su opinión, pero si él estuviera en África, probablemente no habría hecho ese tipo de declaraciones", dijo la diseñadora Aisha Abubakar Achonu, durante uno de los desfiles. Para esta creadora de 32 años, cuantos más kilos mejor. "Nuestra cultura aprecia las tallas grandes más que en otras partes del mundo", contó. "Ninguna mujer debería estar sometida al dictado de tener un físico determinado", agregó. La mayor parte de la sala dijo estar de acuerdo.
La modelo Olivia Emenike, que mide más de un 1,80 metros y usa una talla 48, confesó su admiración por la modelo estadounidense del movimiento "curvy" Ashley Graham y por Kim Kardashian.
Cuando la primera modelo con curvas generosas pisó la pasarela, con los labios maquillados de un rojo vivo y luciendo lentes oscuros, el público enloqueció. Contrariamente a sus colegas de silueta de sílfide que desfilaron antes, las modelos XL pisaron con seguridad la pasarela, enviaron besos al público y fueron aclamadas por la multitud. La modelo Olivia Emenike, que mide más de un 1,80 metros y usa una talla 48, confesó su admiración por la modelo estadounidense del movimiento "curvy" Ashley Graham y por Kim Kardashian. En la pasarela se siente "fabulosa". "Nunca me he sentido mal por mi constitución o por mis muslos anchos. Nadie debería sentir vergüenza por su físico", destacó la corpulenta joven de 25 años. "Quise participar en este evento para demostrar que las mujeres que llevan ropa de tallas grandes también pueden ir a la moda", afirmó.
La venta de ropa de tallas grandes también se transformó en un negocio muy apetecible: en Estados Unidos este mercado movió 20.400 millones de dólares en 2016 (18.600 millones de euros), según la consultora NPD Group.
Muchas marcas internacionales como Target o Mango se han apuntado a la tendencia, que durante mucho tiempo era denostada. En Estados Unidos, la actriz Melissa McCarthy anunció que lanzaba su propia línea de ropa cuando ningún diseñador quiso vestirla para la ceremonia de los Óscar en 2012. La venta de ropa de tallas grandes también se transformó en un negocio muy apetecible: en Estados Unidos este mercado movió 20.400 millones de dólares en 2016 (18.600 millones de euros), según la consultora NPD Group. En África también ha crecido la demanda de ropa para las mujeres macizas y esto ha incitado a los creadores a lanzarse a este mercado. "Cuando una mujer rellenita como yo mira la ropa dice 'yo puedo identificarme con esto", opinó la diseñadora Makioba Olugbile, que ideó una espectacular colección en blanco y negro, inspirada en la luna. "Para brillar", afirmó la creadora. "Ahora las tallas grandes son aceptadas", dijo. El desfile XL fue organizado por Latasha Ngwube, una periodista de 33 años que creó una página web sobre esta tendencia (About That Curvy Life), destinada a "inspirar y apoyar a la comunidad de las tallas grandes". Ngwube comenzó a usando la etiqueta #AboutThatCurvyLife y su sitio tiene más de 15.000 visitas cada semana. "Es el principio de un movimiento", celebró Ngwube, que defiende que esto no es sólo una moda, sino también un movimiento para aprender a ser positivo sobre su propio cuerpo. "Es la libertad de poder desear ser bella", planteó.