Cada noche de Ramadán, ya sea en las regiones controladas por el régimen, las zonas rebeldes o en el exilio, una telenovela inspirada en la dinastía Asad mantiene en vilo a miles de sirios. "Sonríe, oh general", rodada en Turquía e interpretada por actores que en su mayoría se oponen al gobierno sirio, contrasta con las telenovelas históricas que suelen emitirse durante este mes de ayuno en la mayoría de los canales árabes. Aunque la historia transcurre en un país imaginario, es clara la referencia a la familia en el poder en Siria durante 50 años, con intrigas de palacio, injerencias en un pequeño país vecino, detenciones de opositores o la instrumentalización de islamistas. "Es la primera vez en el mundo árabe que una telenovela evoca al régimen sirio y muestra lo que está pasando en el palacio presidencial", dice Fidaa Saleh, un activista de 35 años que vive en Jandairis, en las zonas rebeldes del noroeste del país. "Doce años después del levantamiento, el pueblo sirio sabe perfectamente que de lo que estamos hablando en esta serie es solo una gota en el océano de los crímenes de este régimen", añade. La serie se emite en un canal de televisión que opera en las zonas rebeldes y en un canal de Catar. Los residentes de áreas controladas por el gobierno, pueden verla en transmisión diferida por Youtube. El actor principal, Maxim Khalil, un opositor en el exilio, interpreta a Fourat, el jefe de Estado con un sorprendente parecido, incluso en sus gestos, con el presidente Bashar al Asad. Como en la realidad, en la serie sucede a su padre tras su fallecimiento.
En Damasco, algunos se atreven a hablar de la telenovela pero sin dar su nombre, para evitar problemas.
Si en la realidad la transición se hizo pacíficamente, en la serie Fourat llega al poder tras una memorable escena en la que mata a sangre fría a un cacique del régimen que se opone a su sucesión. "Es ficción, no un documental", recuerda a la AFP Orwa Mohammad, el director de la telenovela. La telenovela pretende "desmontar el mecanismo de las dictaduras y la toma del poder por la fuerza" en varios países árabes, "pero está claro que la serie se relaciona con el régimen sirio actual y pasado, fusionando los períodos de Hafez al Asad y Bashar al Asad", explica. - Lucha fratricida - La telenovela, que termina el viernes, gira en torno a la lucha por el poder entre el presidente y su hermano menor, Asi, jefe de Estado mayor. Un conflicto inspirado en la implacable guerra de los años 1980 entre Hafez al Asad y su hermano menor Rifaat, que acabó exiliado en Europa. Pero también de la rivalidad entre Bashar al Asad y su hermano menor Maher, líder de facto de la Cuarta División, la unidad de élite del ejército sirio, según el director. La familia también tiene una hermana rebelde, inspirada en Buchra al Asad, que se instaló en Dubái tras la muerte de su esposo, un alto funcionario de seguridad asesinado en 2021 en un misterioso atentado. El actor Abdel Hakim Qteyfan, un antiguo opositor que pasó nueve años en prisión bajo el mandato de Hafez al Asad, interpreta al poderoso director de los servicios de inteligencia del presidente.
Cada episodio comienza con una cita de 'El príncipe', de Maquiavelo.
La serie evoca también el papel preponderante de la esposa del presidente, Asma al Asad, quien ha consolidado su poder a lo largo de los años, particularmente en el campo económico. Cada episodio comienza con una cita de 'El príncipe', de Maquiavelo. "Es una telenovela magnífica, que arroja luz sobre el sufrimiento del pueblo sirio y evoca la transmisión hereditaria del poder", dice Rida Saidi, de 52 años, un comerciante que sigue la serie todas las tardes en una tienda de campaña en el campo de desplazados Deir Ballut en el noroeste, junto con otros desplazados de las zonas reconquistadas por el régimen. Para Sami Al Doraid, de 53 años , detenido en Damasco al inicio de la revuelta de 2011 por participar en manifestaciones, esta telenovela "revive heridas". "Muestra vívidamente los crímenes de esta dictadura. Cuando muestra las cárceles, me recordó a mi arresto, y la realidad es aún más dura", dice este maestro ahora refugiado en el noroeste. En Damasco, algunos se atreven a hablar de la telenovela pero sin dar su nombre, para evitar problemas. "Me reúno con mis amigos y tratamos de adivinar qué escena corresponde a qué en la realidad", dice Ibrahim, un maestro de treinta años que no quiso dar su apellido.