Siguiendo el ritmo, mujeres y hombres jóvenes golpean con los pies el piso de un pequeño estudio de Nueva Delhi, repitiendo los movimientos de danzas clásicas indias ancladas en la mitología hindú. Cada vez más gente se interesa por este arte ancestral nacido en los templos de India hace más de dos milenios, dejando de lado expresiones más modernas como el ballet, el jazz o el hip hop. "La tradición está en auge en este momento", dice Nitya Pant, residente en Bombay. Todos los fines de semana, esta ejecutiva de marketing toma el avión hasta Nueva Delhi para practicar la odissi, una de las ocho danzas clásicas de India. Hace 15 años que practica esta danza fluida que sincroniza perfectamente expresiones faciales con movimiento de las manos. "Nada pueda darle a uno la satisfacción que procura la danza clásica", explica esta mujer de 29 años. "Se tiene la sensación de fusionarse con Dios", agrega.
Las danzas clásicas difunden la cultura india. Se las ve sobre todo en las películas de Bollywood, que por razones comerciales las adaptan con algunos matices occidentales.
A través de expresiones faciales, el desplazamiento de las piernas y los gestos de la mano, el odissi y el bharatanatyam cuentan las hazañas y desgracias de los dioses hindúes. Las danzas clásicas difunden la cultura india. Se danzan en las bodas, los festivales populares y los concursos escolares. Se las ve sobre todo en las películas de Bollywood, que por razones comerciales las adaptan con algunos matices occidentales. En el estrecho salón donde Aayurshi Neeraj enseña a decenas de alumnos, la profesora dirige un pequeño grupo que recita un "sollukattu", frase de sílabas que corresponden a movimientos. Mientras marca el ritmo con un bastón, sus pupilos, con las manos juntas delante de ellos, siguen el ritmo con los pies. Nabanita Baul Dutta explica que la danza la salvó de la depresión. "La danza es mi felicidad", dice esta ama de casa de 23 años que este año empezó a practicar el bharatanatyam en Nueva Delhi. En un garaje reciclado de un barrio residencial de la capital india, Madhumita Raut instaló un estudio de danza, donde se aprende odissi. Frente a ella los alumnos reproducen los gestos como en un espejo.
En Nueva Delhi, los aprendices bailarines explican la creciente popularidad de su arte por un renovado interés de Occidente por la espiritualidad, la cultura y la historia india.
"Mis hijos aprenden diferentes danzas, ahora la zumba-rumba, o algo así, el año pasado el hip hop", cuenta esta coreógrafa de 47 años. "Pero ellos saben que el odissi está aquí para quedarse", agrega. Otrora recluida en los templos y las cortes reales, la danza india se exporta ahora a todo el mundo. Los conjuntos de danza india hacen giras por países como Malasia o Estados Unidos. Y gracias a una diáspora india floreciente, se abrieron escuelas de danzas tradicionales en muchos países. En Nueva Delhi, los aprendices bailarines explican la creciente popularidad de su arte por un renovado interés de Occidente por la espiritualidad, la cultura y la historia india. "Lo que falta, en particular en Estados Unidos, es que no tienen una historia cultural muy rica. Pienso que buscan y quieren vincularse a un trozo de historia milenaria", analiza Nitya, la ejecutiva de marketing de Bombay. Los extranjeros "miran hacia India porque tenemos las civilizaciones más antiguas y es por eso que la cultura india se ha vuelto tan popular", dice.