La paradoja del libro sobre China más editado de la época moderna

Fue escrito en el siglo XVI por el misionero español Juan González de Mendoza. Tuvo hasta 50 reimpresiones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en una obra de referencia. La única “sombra” es que autor nunca estuvo en China.
Fuente: Universitat de Barcelona - 2017-02-06
En la corte de Felipe II, China era vista como un paraíso mercantil, y este interés por el país asiático todavía aumentó cuando la monarquía española —la más poderosa del planeta en ese momento— se unió con la portuguesa, que siempre había liderado las relaciones de Occidente con China. En aquella España del siglo XVI, había sectores que incluso querían emprender una conquista del gigante asiático tal como se había hecho en las tierras de América. En este contexto, en 1585 aparece el libro Historia del Gran Reino de la China, del misionero agustino Juan González de Mendoza, que fue el libro sobre China más editado y traducido de la época moderna. La obra, de cuyas tres primeras ediciones se conservan ejemplares en el CRAI de la Universidad de Barcelona, ha sido motivo de una tesis doctoral leída en la UB. Su autor es Diego Sola, investigador y profesor de Historia Moderna de la Facultad de Geografía e Historia.

Sola recupera el libro y lo sitúa en su contexto, cuando los misioneros se convertían en diplomáticos y ejercían tareas propias de un «servicio de inteligencia» para los monarcas. En el año 1580, Juan González de Mendoza recibe el encargo de Felipe II de organizar con otros frailes agustinos una embajada destinada al emperador de China, Wanli. Cabe decir que China era motivo de interés para la monarquía española en calidad de «paraíso mercantil» desde el que el monarca se hacía llegar los objetos más diversos, algunos de ellos curiosos, «como sillas plegables, que entonces no se encontraban en Europa», explica Sola.
En el libro, se da una imagen «ideal pero muy verosímil» de una China bien gobernada y con algunas lecciones «que podían servir para la organización de la monarquía española de aquel tiempo», destaca Sola.
El misionero comenzó a documentarse ampliamente para preparar la embajada, pero finalmente el viaje no se llevó a cabo. Entonces, González de Mendoza decidió reunir toda la información recogida en un libro. Se da la paradoja, pues, que González de Mendoza, nacido en España y ordenado fraile agustino en México, escribió una obra de referencia sobre China sin haber estado allí nunca. Sin embargo, «la obra tiene el interés de presentar material nuevo: la documentación y los testimonios orales inéditos de religiosos que habían estado en el país asiático». En el libro, se da una imagen «ideal pero muy verosímil» de una China bien gobernada y con algunas lecciones «que podían servir para la organización de la monarquía española de aquel tiempo». Cuando la obra se aleja más de la realidad es cuando trata de la cuestión religiosa. González de Mendoza, «que no tenía suficientes herramientas de interpretación de la filosofía y las creencias chinas», defendía que «un país avanzado como China solo podía tener por destino la conversión al cristianismo», explica Sola.
Cuando la obra se aleja más de la realidad es cuando trata de la cuestión religiosa. González de Mendoza defendía que «un país avanzado como China solo podía tener por destino la conversión al cristianismo».
El objetivo de González de Mendoza cuando escribió el libro era ganar prestigio en la corte, influir en la política que debía adoptarse en España hacia China —el autor era partidario de las relaciones comerciales y de una evangelización pacífica frente a los que defendían una intervención militar— y defender la labor de la orden de los agustinos ante otras órdenes religiosas, como los jesuitas, con mucha más presencia en el continente asiático. La obra tuvo hasta cincuenta ediciones y reimpresiones desde 1585 hasta 1625 y se tradujo al italiano, el francés, el inglés o el alemán. De hecho, el libro se convirtió en un referente entre las obras sobre China y tuvo incidencia «especialmente en el mundo intelectual», explica Sola. Sin embargo, no sirvió a Mendoza para conseguir el puesto de cronista oficial de Indias y, de hecho, el autor perdió el favor del monarca español en los últimos años de su vida en América.

Actualmente, Diego Sola está realizando una edición crítica de la Historia del Gran Reino de la China y también ha comenzado a trabajar en la edición de otros textos de misioneros sobre Asia que se encuentran en los fondos del CRAI de la UB.