El verdadero origen de los “pies de loto”

La milenaria práctica de vendar los pies a las mujeres en China respondía a un motivo económico, no a una tradición vinculada al matrimonio. Una reciente investigación de dos antropólogas devela el misterio.
Fuente: CNN - 2017-05-27
Era una práctica terriblemente dolorosa que desfiguró los pies de millones de niñas y mujeres chinas por siglos: las ataduras o vendas en sus plantas. Se pensaba que los diminutos pies de "loto dorado" –que se conseguían a través de quebrar los dedos y los arcos de las niñas al atarlos a la planta del pie con tela– eran el pasaporte a un mejor matrimonio y una mejor forma de vida.

“Desde el punto de vista convencional (los pies vendados) existían para complacer a los hombres. Se creía que ellos eran atraídos por los pies pequeños”, explicó Laurel Bossen, coautora del nuevo libro "Bound feet, Young hands" ("Pies vendados, manos jóvenes").

Sin embargo, la investigación de Bossen sugiere que esta costumbre ha sido ampliamente malinterpretada. Las niñas que tenían sus pies vendados no llevaban una vida de belleza ociosa, sino que más bien servían a un propósito económico crucial, especialmente en el campo, donde niñas pequeñas desde los siete años tejían y trabajaban con sus manos, añadió Bossen.

La práctica de vendar los pies persistió durante tanto tiempo porque tenía una razón económica evidente: era una manera de asegurarse que las niñas y jóvenes permanecieran sentadas y ayudaran a fabricar productos como hilados, telas, esteras, zapatos y redes de pesca de los que dependían las familias para obtener ingresos. Incluso, a ellas se les dijo que estas labores les facilitarían un mejor matrimonio.
Las niñas que tenían sus pies vendados no llevaban una vida de belleza ociosa, sino que más bien servían a un propósito económico crucial.
Bossen sostiene que las mujeres no eran tímidas a la hora de hablar o mostrar sus pies vendados, lo que la hizo dudar acerca de que se tratara de un fetiche cargado eróticamente.

Distorsión de la historia
 
“Es necesario conectar las manos y los pies. Las mujeres con pies vendados desempeñaron importantes trabajos manuales en casa dentro las industrias artesanales. La imagen de ellas como trofeos sexuales ociosos es una seria distorsión de la historia", argumentó Bossen.

La práctica de vendar los pies persistió porque aseguraba que las niñas jóvenes permanecieran sentadas y trabajaran en tareas aburridas y sedentarias por muchas horas, insistió la coautora. Una situación que recién concluyó cuando las telas manufacturadas y las importaciones extranjeras eliminaron el valor económico del trabajo manual.

Bossen, profesora emérita de antropología en la Universidad McGill de Montreal y Hill Gates, que ocupa el mismo puesto en la Universidad Central de Michigan, entrevistaron a unas 1.800 mujeres ancianas de varias localidades en la China rural: la última generación con los pies vendados. 
“Mi madre me vendó los pies cuando tenía cerca de 10 años. Y alrededor de esa edad comencé a producir algodón. Cada vez que ella ataba mis pies, me dolía hasta sacarme lágrimas".
El objetivo de la investigación fue precisar cuándo y por qué la práctica desapareció. Uno de sus hallazgos fue que los pies vendados permanecieron por más tiempo en las zonas donde se producían en los hogares mercancías como la tela. De ahí que esta tradición también haya comenzado a declinar solamente cuando estuvieron disponibles alternativas manufacturadas más baratas en estas regiones.

Las niñas comenzaban las labores de hilado a mano entre los seis y los siete años, prácticamente a la misma edad en que sus pies eran vendados. Las mujeres con las que hablaron Bossen y Gates hicieron la conexión entre los dos hechos. “Mi madre me vendó los pies cuando tenía cerca de 10 años. Y alrededor de esa edad comencé a producir algodón. Cada vez que ella ataba mis pies, me dolía hasta sacarme lágrimas", les narró a los investigadores una mujer que nació en 1933.

La práctica de los pies vendados se remonta a la dinastía Song (960-1279) y se fue extendiendo primero de los círculos de la corte a las élites ricas para, finalmente, llegar de la ciudad al campo. Durante el siglo XIX la tradición ya era común en toda China.

Empezó a desaparecer en los primeros años del siglo XX. Un hecho generalmente atribuido a las campañas ideológicas que condujeron misioneros y reformadores, con los movimientos posteriores del gobierno nacionalista y después de los comunistas para prohibir la práctica.